Estados Unidos analiza pedir la extradición del colombiano David Murcia Guzmán, quien con su esquema piramidal alimentado probablemente con fondos ilícitos, penetró los sistemas de Colombia, Panamá, Ecuador y Venezuela.
Es casi seguro que con la vida de excesos que llevaba Murcia en Panamá y en su país, los agentes antidrogas de Estados Unidos le hayan estado siguiendo la pista desde hace buen rato y deben contar con un cúmulo de evidencias fílmicas y en torno a sus operaciones financieras.
Al final sería hasta saludable que fuera extraditado a la Unión Norteamericana, donde difícilmente podría ejercer presión para cambiar el rumbo de la acción judicial.
Ya las autoridades colombianas han cuantificado en casi 1, 000 millones de dólares las operaciones de captación de fondos y transacciones a través del modelo de pirámide que desarrolló Murcia mediante su compañía DMG.
Lo sucedido en Panamá obliga a los partidos políticos para que de una vez por todas aprueben una legislación electoral que imponga verdaderos controles sobre las donaciones a las campañas electorales. Mientras mayor sea la transparencia, menor será el riesgo de la infiltración de dinero sucio en la política criolla.
El Tribunal Electoral y la sociedad civil deben exigir a sus dirigentes que en las próximas reformas electorales se apruebe ese control, para que no se repitan hechos bochornosos como los que hoy sacuden a la clase política del país.