Cuando en 1969 surgió Arpanet, un invento para facilitar las comunicaciones militares estadounidense, que luego en la década del noventa dio paso a lo que hoy se conoce como Internet, nadie pensó que la red de redes degeneraría en un medio para facilitar la pornografía.
Y lamentable eso es lo que ha sucedido en algunos ciber cafés en Panamá, que provistos de cabinas especiales sirven para ofrecer un servicio de difusión de películas pornográficas con el acompañamiento de variantes sexuales en tiempo real.
Una facilidad como el internet que debía servir para ampliar el conocimiento se usaba para facilitar las prácticas homosexuales y de masturbación. Además de la conducta desviada de los fanáticos de esas prácticas, es altamente peligroso que en sitios donde acuden estudiantes y jóvenes para realizar investigaciones o comunicarse con amigos y familiares, se permitan el sexo virtual y real.
Las autoridades deben sancionar con firmeza a los dueños de esos negocios a los sorprendidos en esas prácticas malsanas.
Al mismo tiempo debe revisarse la legislación en torno a la operación de esos establecimientos, para evitar que una herramienta que debe ser utilizada para la educación y la comunicación, termine como un vehículo para saciar apetitos sexuales.
La gran red de computadoras unidas a través del Internet es uno de los grandes inventos del hombre que bien utilizado puede llenar de conocimiento a la humanidad, pero en manos irresponsables, sólo puede servir para torcer más la mente de hombres y mujeres débiles.