Cuando se indaga el entorno en que se mueven los altos funcionarios públicos en su quehacer profesional, que es lo que importa, y, le suma a esto los vínculos que pudieron contribuir a que lo distingan con una estratégica posición, no puede menos que entrar mentalmente en incertidumbre, por lo inesperado, de una conducta no cónsona con lo que en esta patria nueva y vieja estamos acostumbrados a ver, tanto es así; que en el caso de la procuraduría no son pocos los que dicen: "lo que pasa es que le está pasando la factura por las canalladas que le hicieron"; se refiere a una falsa acusación, cuando laboró en el Ministerio Público; otros dicen "lo que pasa es que está en un período de acomodar sus fichas".
Yo, sin embargo, reconozco, que tales aprehensiones son muy propias y hasta normales de quienes profesamos el derecho y las ciencias políticas; porque al final, cuando los conversatorios aterrizan, los abogados son pragmáticos y no terminan sin una conclusión aceptable.
En los tiempos de mi niñez, allá en el monte donde me crié, jugábamos "la lata" donde el perdedor anterior escondía un envase de lata, y seguía tras el que le correspondía encontrarla, diciéndole "frío, frío"; si está lejos del lugar donde estaba escondida y "caliente, caliente" si estaba cerca. Mutalia, Mutandí, el último anuncio de los meteorólogos, que siguen el curso del huracán señala que las fiscalías anticorrupción, necesitan "investigadores operativos que salgan a las calles y busquen las pruebas, y yo replico: Caliente, caliente Procuradora.
Juzgue usted: si las Fiscalías "Anticorrupción", deben perseguir los delitos contra la Administración de Justicia y Pública, que en términos generales son cometidos por jueces o investigadores y otros funcionarios públicos.
Las fiscalías anticorrupción, han venido haciendo cualquier cantidad de show, ante los medios, pero lo cierto es que, mientras que las quejas, denuncias y querellas, contra jueces, o investigadores y otros funcionarios públicos siguen aumentando, las fiscalías anticorrupción siguen emitiendo salvoconductos de impunidad a éstos, a pesar de las tropelías judiciales, que denuncian ante los medios quienes le han perdido el miedo a los corruptos.