REFLECTOR
Casares
Buenos Aires
AFP
José Montes Blanco,
casero del fallecido escritor argentino Adolfo Bioy Casares, confió
ayer martes que el novelista le manifestaba a diario su pasión y
apego por la vida, y que, de haber tenido la oportunidad, hubiera realizado
un pacto para extenderla "cien años más".
Bioy Casares falleció el lunes, y en Europa y América la
noticia conmocionó a escritores de la talla de Ernesto Sábato,
Cabrera Infante y Camilo José Cela.
El casero, quien junto con su esposa Jovita Iglesias trabajó durante
cincuenta años para Bioy Casares y su mujer, Silvina Ocampo (escritora
fallecida), dijo hoy por radio El Mundo que el escritor "se fue quedando,
desgastando poco a poco" a partir de la muerte de su esposa en 1993,
"pero - subrayó -, sufrir no sufrió".
El apego del matrimonio Bioy Casares-Ocampo por los Montes Blanco fue
tal que los caseros permanecieron firmes y fieles hasta los días
finales del escritor.
Silvina murió en brazos de Jovita, y la mujer también estuvo
presente anoche en la habitación de la clínica CEMIC donde
dejó de existir Adolfo.
"Han sido lo más grande que tuvimos, para nosotros fueron
como nuestros padres", expresó hoy emocionado Montes Blanco.
Montes calificó a Bioy Casares como "una maravilla: íbamos
al campo, después de cenar nos quedábamos hasta las 2, 3 de
la mañana jugando al truco (juego de naipes rioplatense), conversando.
Él era callado, pero divertido".
Sobre la vida pública del escritor, el casero destacó que
"él ahora salía últimamente en diarios y revistas,
pero antes no le gustaba, no era fantoche. Trabajaba, leía, escribía".
Explicó que "lo hizo más por respeto a (su amigo
Jorge Luis) Borges, no lo quería pasar (opacar); si no muchos años
antes hubiera salido más" en los medios de comunicación.

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Bioy Casares falleció el lunes, y en Europa y América la
noticia conmocionó a escritores de la talla de Ernesto Sábato,
Cabrera Infante y Camilo José Cela. |
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