El diario Crítica ha informado de los secuestros de infantes y este es un tema de insospechado alcance, porque nos indica que el país se está llenando de delincuentes de toda clase con las intenciones más escabrosas.
Por la década de los noventa, en la vecina Costa Rica, se dio la desaparición de menores y cundió el pánico y la necesidad de cuidar los niños adquirió ribetes extremos, las autoridades batallaron y se demostró que eran utilizados para ser adoptados en otros países así como para el trasplante de sus órganos.
Esta acción cobarde debe ser reprimida con todas sus consecuencias contra quienes están implementando estas prácticas delictivas que están creando la zozobra en los hogares y en la sociedad panameña.
Debemos recurrir a los países que sean necesarios para conocer sus experiencias y buscar los correctivos. Los padres y familiares de los niños deben estar pendientes de la seguridad de sus hijos.
En nuestros hogares debemos ser celosos de cuanta persona nos toca la puerta para vender cosas y, en especial, si son extranjeros como aquellos que han invadido nuestros barrios y calles.
Las calles de todos los barrios deben contar con la presencia de vecinos vigilantes y desarrollar más actividades con la Policía Nacional porque las autoridades solas no pueden, sin la colaboración civil, frenar la expansión de la delincuencia. Los panameños debemos tener más malicia y tomar conciencia de todas las entidades que están dentro del marco de la seguridad del Estado. En el país nos encontramos con personas del extranjero que están estafando, timando y realizando negocios millonarios de proporciones fantásticas. |