El carácter impredecible de la muerte se manifestó hace dos días con el lamentable deceso del diputado, empresario y atleta panamameño Tomás Gabriel Altamirano Mantovani, a los 49 años de edad.
Por ello inicio de una nueva legislatura ayer se vio marcada por el luto y el dolor. Se trata del tercer diputado de la bancada perredista que pierde la vida en meses recientes, luego de Carlos "Titi" Alvarado y Agustín Escudé.
Sin embargo, el último caso se diferencia en un detalle de los anteriores. Aunque en el accidente de tránsito que acabó con la vida de Altamirano y dejó con graves heridas a otras dos personas, no estuvo involucrado el alcohol ni el manejo desordenado, el accidente sí debe servirnos como lección para quienes tenemos la responsabilidad de conducir vehículos a motor.
El accidente en la Land Cruiser que conducía el diputado fue causado por un minúsculo descuido, un breve lapso mental que tuvo consecuencias nada minúsculas ni breves. No fue un momento de irresponsabilidad, sino de descuido, y los conductores debemos comprender que en cualquier momento en que perdemos la concentración en la carretera, podemos perder el control del vehículo, o perdernos un pequeño gran detalle en la carretera, llámese otro auto, un objeto fijo, un bache o un peatón.
Es cierto también que somos humanos, y propensos al cansancio, los apuros causados por imprevistos y a otros factores que afectan nuestra concentración en el manejo. Es por esto que también es preciso mantenernos dentro de los límites de velocidad establecidos para las diferentes vías y carreteras. Mantenernos en esos parámetros, al igual que usar siempre el cinturón de seguridad, mejoran nuestras posibilidades de salir vivos de un eventual accidente.