No me agrada hablar de política, porque esa no es mi preferencia, ni la causa de mi vocación. Solo sé que los políticos genuinos y geniales vivieron en la Grecia antigua, y que aún en nuestros días, seguimos las normativas estatuidas en los preceptos democráticos con sus baluartes insustituibles. Catón en el foro y Pericles sentado en el solio, para ellos mi respeto eterno, y los seguiré venerando por los roles ejecutados que sirvieron de base luego, abanicando la explosión social que significó para la humanidad la Revolución Francesa, logrando decapitar el despotismo depravado que diezmó desde el inicio, las aspiraciones de todo ciudadano libre.
La célula política en nuestros días las tenemos sustentadas en la presencia de los Representantes de Corregimiento; es allí donde presumiblemente creemos encontrar las soluciones a nuestras esperanzas que muchas veces se quedan esperando respuesta. Le advierto a la oposición de la mejor manera y con claridad meridiana dando el siguiente consejo, acudir a la arena política en estos momentos de tenaz y distraída tirantez no es la mejor medicina, ni la dosis más indicada de acuerdo a las cifras arrojadas por el total de inscritos que posee cada facción.
La política es una obra intelectual, ardua tarea que exige aflorar como una extraña creación en que la precaución está combinada con la audacia. Los pasos a seguir deben dejarse llevar por la mesura, el político cuidadoso casi siempre triunfa a pesar de las dificultades que pueden sobrevenir. La obcecación y la terquedad son malas consejeras, nada más digno que la consigna cumplida, viendo los pro y los contra de cualquier proyección, salvando las caídas escandalosas, evitando los terribles gravámenes que nos traen los desatinos; ese ruinoso expediente nada envidiable, receloso de sí mismo, presentándose frente a nosotros como extravagantes sacudidas epilépticas que nos dejan perdidos ante las posibles perfidias del destino, reclaman cordura. De seguir así, serán turbados por los sonidos atronadores de los tambores del fracaso.
