El pasado domingo 24 de febrero, varios medios escritos hicieron gala de las caricaturas en donde aparecen los legisladores como simples plebeyos, iguales a la gente común y corriente, pero de repente, cual dote divino, adquirían "poderes especiales" gracias a la denominada inmunidad parlamentaria.
La gente se reía de las caricaturas, pero igual, es una representación gráfica de lo que significa una ofensa pública para toda la población. En la mañana de ese domingo, sólo tres legisladores se despojaron de la inmunidad, mientras que otros 68 diputados adquirían la misma. Fue una lástima que ningún otro honorable haya declarado su interés de contribuir con las investigaciones acerca de los supuestos sobornos, y ahora todos los panameños hemos descubierto que la inmunidad es igual a la impunidad.
¿Cuál es el miedo? Si un legislador no estuvo en las triquiñuelas del "Caso Afú-Castillero", entonces no debe temer a la justicia. Como dice el dicho: "El que no la debe, no la teme".
Por otro lado, los empresarios acusados del CEMIS, investigados por promover supuestamente los sobornos a los legisladores opositores, sin pena ni gloria pagaron "más de un millón de dólares" en fianza. Claro, en justo derecho los supuestos acusados pueden pagar la fianza, pero igual representa otra bofetada al pueblo, pues sólo los millonarios y ejecutivos de la clase pudiente pueden pagar semejante multa.
La Asamblea Legislativa no puede ser un ejemplo de viveza. No lo digo yo, lo nota toda la población panameña. También, el predominio de los partidos políticos sobre este órgano del Estado, de las turbulentas alianzas de conveniencia, los contratos jugosos, las partidas circuitales, los enormes salarios de los diputados, junto con sus viáticos pagados, no hace otra cosa que generar una imagen negativa.
Mañana la Asamblea Legislativa comienza sesiones regulares y todavía es posible que las bancadas del PRD, del Arnulfismo, del MOLIRENA y los demás grupos partidistas, decidan contribuir con las investigaciones del Ministerio Público.
En cuanto a la aprobación de las leyes en este periodo, la discusión de los contratos del Estado y las futuras ratificaciones, de seguro la Asamblea Legislativa será un hervidero de problemas, debido a que el Ejecutivo y la Corte Suprema de Justicia pueden declarar que el Parlamento no tiene moralidad para aplicar censuras contra la Presidenta o los magistrados, pues los honorables diputados están desacreditados por el bochinche de los sobornos.
Respetamos la valiente decisión de los legisladores del Partido Popular (antes Democracia Cristiana) de despojarse de la inmunidad parlamentaria. Ojalá los demás sectores políticos hicieran lo mismo. |