FAMILIA
"La autoestima y el ser humano"
Joaquín A. Arias E.
Presidente Pro Vida
Todas las personas tenemos
una opinión personal sobre nosotros mismos, que constituyen las ideas
referentes al valor propio. En situaciones normales, el hombre es consciente
de sus características tanto positivas como las negativas, y entonces
es que comienza a apreciarse o a despreciarse a sí mismo. Y este
es el sentimiento que acompaña el autoconcepto, a esto se le denomina
autoestima.
La autoestima de un individuo nace del concepto que se forma a partir
de los comentarios verbales, actitudes y gestos no verbales de las demás
personas hacia él, al igual que de la forma cómo este individuo
perciba estos niveles de comunicación. Si una niña escucha
comentarios como: ella no es bonita pero se porta bien, o eres bonita pero
no te puedes comparar con tu hermana que tiene una cara preciosa, es muy
probable que esta niña adquiera un autoconcepto sobre su belleza
muy negativo y se va a sentir mal, inadecuada y triste con este concepto,
lo que significa que sobre su belleza tiene un bajo nivel de autoestima.
Algunas veces el autoconcepto que tenemos de nosotros mismos depende
más de nuestra interpretación de la vida que de la misma realidad.
Por ejemplo, algunas personas no creen que son inteligentes, cuando en realidad
solucionan bien sus problemas y son buenos profesionales. También
es errado el autoconcepto de una persona que se asigna una cualidad, cuando
tampoco coincide con la realidad y esto lo vemos muy a menudo.
Nadie llega al mundo con un sentido de valor propio; esto se aprende
en el núcleo familiar. El niño cuando nace no tiene una experiencia
de comportamiento y carece de la escala de valores con la cual medir su
comportamiento o compararse, esto él lo aprende de la experiencia
que va adquiriendo con las personas que lo rodean y de los mensajes que
recibe respecto a su valor como persona.
¡El niño aprende la autovaloración en la familia!
Posteriormente intervienen otras influencias, pero estas tienden a reforzar
los sentimientos de valor o falta de el, que se hayan adquirido primordialmente
en su hogar.
A los individuos con baja autoestima les falta confianza en sí
mismos, son renuentes menos relaciones interpersonales afortunadas; se sienten
incapaces, ansiosos, faltos de valor, temen ser rechazados y constantemente
viven acosados por las dudas acerca de su capacidad personal.
Cuando viven momentos difíciles y enfrentan problemas, se sienten
desesperados y pueden entonces recurrir al escape de alcohol, drogas, suicidio
o asesinato. Por el otro lado cuando tienen éxitos no los disfrutan
porque siguen sintiendo una duda constante respecto a su propio valor.
Básicamente este individuo experimenta sentimientos indeseables
hacia sí mismo, por lo que crea un ambiente hostil a su alrededor.
Cada palabra, expresión facial, gesto o acción por parte
de los padres, profesores y adultos transmite mensajes al niño en
cuanto a su valor, aunque la mayoría de las veces las personas que
rodean al niño, no se percatan ni de los mensajes que envían
ni mucho menos de los efectos que estos tienen sobre dicho niño.
Ahora también los padres con bajo nivel de autoestima establecen
muy pocas o débiles reglas fijas, pero sin embargo sus métodos
de control tienden a ser rudos, hostiles y fríos; no esperan mucho
de sus hijos, y sus expectativas, de índole negativas, a menudo se
hacen realidad. Estos progenitores por lo general, son dominantes y su forma
de represión da como resultado hijos con un bajo nivel de autoestima.
Si crecemos sintiéndonos amados y seguros, son mayores las probabilidades
de que poseamos un alto sentido de la autoestima y por ende desarrollemos
un verdadero sentido de identidad personal; son mayores las probabilidades
de que poseamos sintiéndonos amados y seguros, son mayores las probabilidades
de que poseamos un alto sentido de la autoestima y por ende desarrollemos
un verdadero sentido de identidad personal; aprenderemos a confiar en las
reacciones que tenemos hacia el mundo exterior y nuestra imagen será
entonces más justa.
Estos sentimientos positivos sólo florecen en un ambiente donde
los padres tengan una alta autoestima, donde se tengan en cuenta las diferencias
individuales, se toleren los errores y la comunicación sea franca
y abierta.
El aprender a elevar nuestra estima, nos permite enfrentar la realidad,
los buenos y los malos momentos desde una nueva perspectiva, lo que actúa
favorablemente como retroalimentación para mantener alta nuestra
valoración. En la medida que cada uno de nosotros, (seres humanos)
actuemos como tal y aprendamos a amarnos transmitiendo positivos mensajes
de amor y estima en nuestro hogar; en esa misma medida mejorará enormemente
la salud mental de nuestro núcleo familiar y se expandirá
a los lugares a las personas que frecuenten a quienes conforman nuestra
gran familia.
CARTA A UN AMIGO
No soy ni maestro ni filósofo, esas gentes que hacen pensar. El
gran hombre que trataba de aparentar serlo, hoy sé que no lo soy,
en absoluto. Después de 15 años de intentar vivir esa ilusión,
hoy veo que soy aceptado por lo que realmente soy. Antes, de siempre, vivía
como yo quería, a mi modo. Con mi mente cerrada, rechazaba cualquier
consejo o sugerencia, sin darme cuenta de que alguno, al menos, podía
ser útil. En un momento determinado experimenté unos deseos
fuertísimos de hacer algo, con mi vida, que verdaderamente tuviese
significado. Vino a consecuencia de que nada me salía bien, de que
debía beber demasiado para calmarme o tomar drogas, de que ya bastaba
con tantas prisiones. Aunque conocía a N.A., no había estado
listo para cambiar; iba ocasionalmente y me acogían bien.
Con el programa de N.A., tomado en serio, mi vida se ha vuelto más
llena. Sin drogas o alcohol me era imposible vivir la vida cotidiana, no
podría afrontarla. Me convencí de la necesidad de cambiar
mi forma de pensar y actuar; y esto estoy haciendo, aplicando los principios
del programa. El vacío tras las drogas es grandes, hay que llenarlo
con algo importante, que valga la pena, y esto consigo en N.A. Se que no
fracasaré ahora, si sigo los pasos. Seguro que no siempre es fácil,
pero el programa es suficientemente sencillo como para que yo mismo, una
persona complicada, pueda seguirlo.
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