CRIMENES FAMOSOS
El factor insulina
Por Max Haines
Usted ha sido llamado como
juzgado en un famoso caso de asesinato en Inglaterra. Póngase cómodo
en la tribuna del jurado. Yo veré nuevamente los procedimientos de
la corte y usted estará enterado de los detalles como lo estuvo el
jurado en 1957. Es su decisión, ¿era el acusado culpable o
inocente?
Kenneth Barlow, de 38 años, vivía en una cómoda
casa en Thornbury Cr. En la ciudad de Bradford en Yorkshine. El y su esposa,
Elizabeth, una ex enfermera, habían estado casados menos de un año
y estaban esperando su primer hijo. Ken era un enfermero popular en el Riding
General Hospital en Huddersfield. Todos los que conocían a los Barlow,
tanto socialmente como en el lugar de empleo de Ken, sentían que
la atractiva pareja estaba muy enamorada.
Los acontecimientos que tuvieron lugar alrededor de las 11:30 del 3
de mayo de 1957, fueron un golpe para todos los que los conocían.
Se llamó a un médico a la casa de los Barlow. Respondiendo
a una emergencia obvia, estuvo en la residencia en minutos. Ken lo guió
a un baño de arriba, donde Elizabeth yacía muerta en una bañera
vacía.
Ken, comprensiblemente trastornado, le dijo al médico que estaba
examinando a Elizabeth, "La encontré así. Dejé
vaciarse la bañera y luego traté de revivirla, pero sin suerte."
Ken siguió contándole al médico que había
corrido a la casa vecina y les había pedido que llamaran al doctor.
Volvió al baño y trató de revivirla por medio de la
respiración artificial.
Mientras Ken hablaba, el doctor continuaba examinando el cuerpo. Buscó
evidencias de que Elizabeth se había desmayado por una caída,
pero no pudo encontrar signos exteriores de trauma.
Notó que las pupilas de los ojos estaban ampliamente dilatadas
y sospechó que a la mujer muerta le había sido inyectada una
gran dosis de insulina unas pocas horas antes de su muerte. Buscó
rastros de pinchazos y encontró varias pequeñas marcas en
las nalgas. Con este descubrimiento, le dijo a Ken que reportaría
el resultado de su examen a la policía.
Los detectives cayeron sobre la casa de Thornbury Cr. Los investigadores
notaron que los pijamas de Ken estaban completamente secos, lo cual era
inusual considerando su historia de haberle hecho a su esposa respiración
artificial en la bañera. El piso del baño también estaba
seco, lo cual era extraño si uno asume que una mujer que se está
ahogando se debatiría y salpicaría agua de la bañera
al piso.
Una búsqueda en la residencia recompensó a los detectives
con cuatro jeringas hipodérmicas. Ken explicó que las agujas
estaban en la casa para su uso regular por Elizabeth debido a su embarazo.
La evidencia contra Ken era circunstancial, pero la policía pensó
que tenían un caso. Ken fue arrestado y sometido a juicio por el
asesinato de su esposa seis meses más tarde.
Varios testigos relataron conversaciones incriminatorias que habían
mantenido con el acusado. Harry Stork, un camillero, le dijo a la corte
que Ken le había mencionado que una inyección de insulina
sería un modo de cometer el crimen perfecto porque se disolvía
rápidamente en el torrente sanguíneo.
Otra enfermera, Joan Waterhouse, contó a la corte que Ken le
había dicho que la insulina era la manera perfecta para matar a alguien.
Arthur Evans, un antiguo paciente, recordó que Ken había
sugerido que la insulina era "el camino más corto" para
morir.
Ninguna de estas evidencias probaba que Ken le hubiera inyectado insulina
a su esposa, pero el testimonio de los testigos indicaba que estaba bien
consciente de que la insulina era un arma mortal.
El patólogo del Ministerio del Interior testificó que
la causa de la muerte había sido por asfixia, pero que la difunta
había recibido una gran dosis de insulina horas antes de su muerte.
La hermana Lodge, quien había trabajado con Ken, causó
una pequeña sensación cuando testificó que cuatro frasquitos
de insulina faltaban de la zona de trabajo de Ken en el hospital. Ken respondió
a esta acusación admitiendo que había robado drogas, pero
insistió que había tomado frasquitos de ergometrina para darle
inyecciones a su esposa.
Afirmó que Elizabeth quería abortar su embarazo y por
eso él había robado los frasquitos. Ken siguió diciendo
que no había revelado su robo porque no quería dañar
su reputación como enfermero competente.
En su defensa, el abogado de Ken presentó vecinos y amigos que
juraron que Ken era un esposo amante y atento. Elizabeth obviamente amaba
tanto a su esposo como él aparentemente la amaba a ella.
La defensa restó importancia al caso de la fiscalía destacando
que estaban haciendo creer al jurado que Ken le había inyectado insulina
a su esposa para volverla indefensa y entonces la había persuadido
que tomara un baño para así, en un estado de semi-inconsciencia
o sin la fuerza para salirse de la bañera, no se había despertado
cuando su cabeza se sumergió en el agua, y se había ahogado.
El abogado siguió diciendo que no se había presentado
ninguna prueba en la corte de que Ken le hubiera inyectado insulina a su
mujer. Estuvo de acuerdo que Ken había cometido un terrible error
al no declarar que había robado cuatro frasquitos de ergometrina,
pero que eso no lo hacía un asesino.
Lo más revelador de todo era que Ken no tenía motivos
para matar a su esposa. Financieramente no ganaba nada. Como relativos recién
casados, él y Elizabeth parecían estar profundamente enamorados.
Resumiendo, el juez que presidía concluyó sus palabras
al jurado diciendo: "Deben preguntarse a ustedes mismos si una sobredosis
le fue inyectada por el acusado y si la respuesta es sí, ¿intentó
matarla? Si la respuesta nuevamente es sí, deben presentar el veredicto
de culpable."
Bien, ¿qué piensan, culpable o no culpable?
EL VEREDICTO
Le llevó sólo 90 minutos al jurado inglés presentar
el veredicto de culpable.
Ken Barlow fue sentenciado a cadena perpetua. Cumplió 26 años
en prisión antes de ser liberado en 1984, todavía protestando
su inocencia.
Debe hacerse notar que Ken había estado casado antes y que
su primera esposa había muerto repentinamente a los 33 años.
Los médicos no habían podido determinar la causa exacta de
su muerte, pero estuvieron de acuerdo que ésta se había debido
a causas naturales.
Ken se casó con Elizabeth el mismo año en que su primera
esposa había muerto. Pero por supuesto, como ustedes, el jurado de
este juicio por asesinato no sabía de esta información.

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