FAMILIA
"La Amistad"
Joaquín Arias
|Fundación Pro Vida
Generalmente dedicamos todos
nuestros esfuerzos a los negocios sin comprender que hay que considerar
a la amistad como el mejor negocio y por lo tanto dar a nuestros amigos
una buena parte de nuestro tiempo.
Muchas personas carecen de amigos por ser tan cortos en dar como tan
ávidos en recibir, sin embargo el que cultiva la amabilidad, la buena
voluntad y la atracción se rodea siempre de amigos verdaderos.
La confianza que nos depositan los verdaderos amigos es un estímulo,
eso nos alienta e incita a conducirnos mejor con los demás; no hay
placer más eficaz que una buena amistad cordial y abierta; no hay
placer más eficaz que una buena amistad tendríamos poca o
ninguna fama; ni en el orden económico alcanzaríamos progreso
alguno, si no tuviéramos el apoyo de amigos que nos procuren clientela
y trabajo y facilidad en los negocios; quienes nos aprecian y favorecen
la confianza que debemos tener en nosotros mismos, multiplian nuestra eficacia,
gracias a ellos nos sentimos capaces de llevar a cabo cualquier empresa.
El amigo verdadero nunca nos aflige haciéndonos ver inferiores
sino que nos impulsa para hacernos subir más alto cada día.
La amistad no es un negocio individual sino un intercambio de afectos y
modalidades espirituales que son recíprocas, no hay amistad sincera
cuando uno todo lo recibe y no da nada.
Los buenos temperamentos joviales unidos al deseo de esparcir alegría
y gozo, de ayudar a todos los demás son un factor maravilloso que
nos da la amistad. Las virtudes que enriquecen el corazón, proceden
de un temple espiritual dulce, claro y sano; son personas que donde se encuentren
difunden la luz, ahuyentando la oscuridad, brindando consuelo a corazones
atormentados. Lo más triste en este mundo que nos rodea esta en la
destrucción de la amistad de quienes van en pos del vil metal.
Es como un gran tesoro tener amigos entusiastas que se interesen por
nuestras cosas y trabajen con nosotros para cumplir sanos objetivos, animándonos
con frases alentadoras, tolerando nuestras rarezas y sobre todo nos tengan
en un alto concepto defendiéndonos cuando no estamos presentes, estos
buenos amigos siempre estarán dispuestos a acudir en nuestra ayuda
cuando así lo necesitásemos.
Los grandes y buenos amigos son la cosecha de la amistad sembrada, si
la simiente es pobre, la cosecha será pobre. Para tener buenos amigos
es necesario sembrar en abundancia la simpatía, la admiración,
la ayuda desinteresada y el afecto. Una amistad real y sincera puede enriquecer
nuestra vida con una intensidad mucho mayor que los tesoros más grandes
del universo.


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