EDITORIAL
Chabacanería en el Carnaval
Los medio de comunicación
del país hicieron ayer encuestas telefónicas sobre la promoción
televisiva de la fiesta del rey Momo. Ellos fueron las emisoras K.W. Continente
de la capital y Radio Reforma de Chitré, en lo que el público
radio oyente exteriorizó su disgusto y censuró a las televisoras
por proyectar imágenes de mal gusto de la fiesta carnestolenda en
la región de Azuero.
Evidentemente, la Junta Nacional de Censura y otras autoridades pertinentes
hicieron caso omiso de la advertencia de la Iglesia y las fuerzas vivas
de la región que señalaron el peligro de volver a repetir
escenas que atentan contra la moral y las buenas costumbres del pueblo panameño.
A los Ministros de Educación, Gobierno y Justicia y de la Familia,
les cabe una gran responsabilidad por este atentado contra la salud moral
de nuestro pueblo. El silencio cómplice de mostrar la parte negativa
del Carnaval en Azuero ha recibido la censura y repulsa general porque las
autoridades se han mostrado indiferentes en lo que es la chabacanería,
algo que contrasta con la vistosa discreción del Carnaval del Río
de Janeiro que también se pasa en un canal de televisión local.
Por mucho años, los carnavales en Azuero alcanzaron relevancia
nacional, sin que la televisión tuviera algo que ver con las citadas
fiestas. Sin embargo, elementos mal intencionados llevaron las costumbres
de la capital y otros puntos del país hacia esos lares, logrando
que los carnavales perdieran su identidad. Ahora lo carnavales han perdido
el brillo y esplendor por más avance tecnológico que se hayan
introducido a las transmisiones vía antenas parabólicas. El
carnaval es una caricatura de lo que fue en antaño y la serperntina,
antifaces, y mascaradas son una mueca lamentable, que una fiesta que debiera
ser inyección al turismo sus organizadores la hayan tirado por la
borda.
Los Carnavales del Milenio pasaron con más pena que gloria y solo
nos queda el consuelo de evocar los fastuosos carnavales de la Victoria,
en 1946; de la Concordia, 1949; y de Oro, 1959. Se impone que la autoridades
de Azuero le den a conocer a las televisoras las reglas del juego de decencia
y moral, si quieren seguir transmitiendo esos evento, ya que son más
las cosas buenas que malas que hay en esta fiesta popular. Y en la capital,
que cada año acusa más decadencia, tendrá que cesar
la improvisación de las roscas que siguen teniendo un gran monopolio
en materia artística.
Las opiniones emitidas en radio K .W. Continente y Radio Reforma, deben
servir de lección y mensaje al gobierno para que cambie tanto funcionario
indolente.


|



|
AYER GRAFICO |
Cuando el Domingo de Carnaval era el día dedicado a la exaltación
de la Pollera |


|