Un tribunal de Bagdad condenó a muerte al ex vicepresidente iraquí, Taha Yassin Ramadan, a pesar de las fuertes condenas que este tipo de medidas han generado en la comunidad internacional.
Ramadan había sido sentenciado a cadena perpetua, pero una corte de apelaciones decidió que dicha condena era demasiado leve para el ex funcionario y lo condenó a morir en la horca.
El tribunal acusa a Ramadan por su rol en la matanza de unos 150 iraquíes chiitas en la población de Dujail, en la década de los Ochenta.