Guerra en Centroamérica

Teguligalpa
AP
Las fuerzas armadas criticaron ayer al jefe del ejército de Nicaragua, general Javier Carrión, por declarar que existe el peligro real de un enfrentamiento armado entre su país y Honduras. Según la prensa nicaragüense, Carrión dijo el jueves que "estamos preocupados porque Honduras se apertrecha de armas y su ejército permanece en preparación continua, mientras el gobierno proyecta reactivar el servicio militar obligatorio". Para el militar nicaragüense, "con esas acciones de las fuerzas armadas de Honduras, existe la posibilidad que se rompa el equilibrio militar en Centroamérica". Pero el vocero militar, coronel Gregorio Escobar, dijo a la AP que "no vemos por qué Nicaragua debe preocuparse...y Honduras no hace lo que dice Carrión". "El ejército no ha adquirido armas porque el país enfrenta una crisis económica...y lo que hacemos es reparar el equipo antiguo que compramos hace mucho tiempo", explicó. Escobar señaló que "Honduras no está interesada en romper el equilibrio militar en Centroamérica, sólo desea vivir en paz con sus vecinos". El papel de las fuerzas armadas, preponderante en la década de los años 80, cambió en 1999, cuando el Congreso suprimió la autonomía y la inmunidad constitucional que las fuerzas armadas disfrutaron por 41 años y las sometió a la autoridad civil. Les atribuyó el nuevo papel de combatir el narcotráfico, el terrorismo, el tráfico de armas, el analfabetismo y la destrucción del ambiente. Las relaciones entre Nicaragua y Honduras están tensas desde diciembre de 1999, cuando la legislatura hondureña ratificó un tratado de delimitación marítima con Colombia, firmado en noviembre de 1986. En represalia, Nicaragua rompió relaciones comerciales con Honduras. El tratado reconoce la soberanía de Colombia sobre el archipiélago de San Andrés, que Nicaragua reclama. San Andrés es controlado desde 1928 por Colombia. Para Nicaragua, el tratado reduce en 130.000 kilómetros cuadrados su plataforma continental en el Caribe, rica en recursos naturales. Ambos países han sometido sus diferencias al arbitraje de la Corte de La Haya. Tras contar con casi 20.000 soldados en los años 80, las fuerzas armadas disponen ahora de sólo la mitad de hombres. La legislatura convirtió en 1993 en voluntario el servicio militar y no muestra interés en reactivarlo.
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