A raíz de los asesinatos de autoridades tradicionales kunas pertenecientes a las comunidades de Púcuro y Paya, por parte de miembros de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), muchos hemos recordado las valientes denuncias que sobre el particular realizó desde hace años, el obispo católico panameño Rómulo Emiliani. Conviene aclarar que las autoridades tradicionales existen por la organización y costumbre de sus pueblos. Monseñor Rómulo Emiliani se desempeñaba, en aquel entonces, como Vicario de Darién y hoy Obispo Auxiliar de San Pedro Sula, Honduras.
A inicios del año 1977 traté personalmente a "Monse" (como cariñosamente lo llamaban algunos en Darién) cuando asumí la dirección ejecutiva de un proyecto de desarrollo humano sostenible que financiado, en parte, por organismos internacionales, ejecutaba el Gobierno Nacional. Recuerdo que en nuestro primer encuentro discrepamos, inicialmente, sobre la manera de enfocar la realidad de Darién, pero rápidamente coincidimos sobre las posibles soluciones a los problemas de esta importante región del país.
Pero, ¿qué fue lo que valientemente denunciaba Emiliani, que sin duda alguna ocasionó su traslado a San Pedro Sula? Rómulo Emiliani denunció, por todos los medios que tuvo a su alcance, así como en sus homilías ordinarias y de sus concurridísimas citas eucarísticas, lo siguiente: el tráfico de droga, de arma, el acaparamiento de tierras, que a ciencia y paciencia de las autoridades respectivas se está produciendo en Darién, el grave peligro de los secuestros, los asesinatos de panameños -hoy una realidad que nos duele- por grupos armados colombianos e, iba más allá, al insistir que todos estos hechos lesionarían la soberanía del Estado panameño. Agregaba, además, que se corría el riesgo de que la mafia centroamericana, como una transnacional del crimen, se apoderara de Darién.
Cuando el obispo formulaba estas denuncias lo acusaron de exagerado y recuerdo que una figura pública de nuestro país señaló que buscaba la vuelta al militarismo en Panamá. Hoy comprobamos que todas las denuncias formuladas por el distinguido prelado son ciertas y el no prestarle atención a tiempo ha dado lugar fundamentalmente, a pérdidas de vidas humanas.
Esto lo denunció y previó hace años el obispo panameño Rómulo Emiliani. Soy de los que esperan su retorno, más temprano que tarde, para que coadyuve en la solución de los graves problemas que actualmente confronta Darién. |