OPINION

REFLEXIONES
Columbia, vuelo trágico

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Por Carlos Christian Sánchez
Asesor Diplomático

Dice una vieja leyenda griega que el sabio Dédalo, en el afán de escapar de una prisión isleña, creó unas alas artificiales con cera. Junto a su hijo, Icaro, lograron alzar vuelo sobre el mar Egeo. "No te acerques al Sol, pues te puede quemar", dijo el arquitecto a su vástago, quien no le hizo caso. Icaro se elevó más y el calor del astro rey derritió sus alas, cayendo al vacío y muriendo al golpearse en el océano.

Cuando observé la caída del Transbordador "Columbia", el pasado sábado, de inmediato recordé esa leyenda antigua, la cual demostró que el hombre mantiene la ilusión de conquistar los cielos, pero con la ingenuidad de un muchacho quinceañero.

La humanidad ha puesto mucho sacrificio en la exploración espacial, pero pocos saben cuántos hombres y mujeres han perecido en la exploración del Cosmos. Con los astronautas muertos el 1 de febrero de este año, suman ahora 21, los seres humanos que han perecido en el viaje espacial, en su mayoría estadounidenses y rusos.

El sueño del hombre por explotar los otros mundos, siempre ha motivado que la tecnología se haya actualizado a pasos gigantescos. No más hay que ver que hace tan sólo un siglo se pudo crear un avión que sobrevolara el suelo, de que hace cinco décadas se pudo hacer la fisión del átomo y generar la energía nuclear, de que se construyeron las computadoras y se perfeccionó la astronáutica a niveles insospechados.

Para Estados Unidos, su mayor logro fue poner una misión tripulada en la Luna, el satélite terrestre natural, en julio de 1969, a costa de grandes riesgos para los navegantes espaciales de ese entonces. Empero un velo nos evitaba ver la realidad: a pesar de los avances científicos y técnicos, los largos vuelos tripulados a otros muchos son ahora prácticamente imposibles y el único vehículo explorador disponible es la sonda robot de viajes profundos.

La Administración Aeronáutica del Espacio (NASA) ha sufrido un duro golpe, mucho antes del estallido de este transbordador. Y es que las dos recientes tragedias de sus vehículos símbolos, como el "Challeger" el 28 de enero de 1986 y ahora el "Columbia" en el 2003, han evidenciado que esa agencia federal no tiene el apoyo financiero necesario para seguir con la exploración espacial. Cuando en 1986 estalló el primer transbordador, los legisladores estadounidenses sabotearon el presupuesto de la entidad, al punto que las exigentes medidas de seguridad causaron que las empresas privadas, además de otros capitales independientes se apartaran de continuar financiando a la NASA. Ahora resulta que los recortes también causaron la actual tragedia espacial sobre Texas, pues se notó que la flota de transbordadores es obsoleta, además que no hay suficiente equipo técnico, incluso no hay astronautas experimentados para seguir con la misión de instalar una estación orbital gigantesca sobre la Tierra, la ISS.

También el desastre del "Columbia" tiene su costo político para Estados Unidos, en especial la administración del presidente George W. Bush. Ahora que están a punto de lanzar una guerra contra Iraq, para apoderarse del petróleo de esa nación árabe, el accidente del transbordador hizo cambiar la opinión pública norteamericana frente a su indiferencia hacia la exploración del espacio profundo y sus consecuencias.

 

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