TEMAS DE ACTUALIDAD
¿Dónde está el respeto a los humildes? La verdad sobre Plaza Amador
Dra. Enriqueta Davis Villalba
Socióloga
Yo, al igual que muchos otros profesionales, provengo de Plaza Amador. Jamás podré olvidar el inmenso trabajo realizado por León "Cocoliso" Tejada, para que los niños tuviesen una vida deportiva. A él en realidad se debe tanto el campo de fútbol como la piscina, en donde muchos de nosotros aprendimos a nadar. Para Cocoliso -quien no realizó estudios universitarios- el deporte era la mejor arma para alejar a los niños y jóvenes de los vicios y de los actos delictivos. De allí emergió Rommel Fernández y tantas otras figuras que han hecho y están haciendo historia en el fútbol nacional e internacional. Tal vez Cocoliso Tejada ha cosechado tantos triunfos que debería sentirse satisfecho. No obstante, algo nubla dicha satisfacción y es que, el equipo Plaza Amador es el gran huérfano en la contienda del fútbol nacional. Durante toda este temporada atravesaron obstáculos que otros equipos no hubieran tolerado. Es suficiente señalar que al inicio de la temporada un famoso legislador supuestamente financiaría el equipo y, de todos los conocedores de este deporte, es sabido que no le pagaba a los jugadores; los muchachos no han tenido un campo dónde entrenar -pues la cancha de Plaza le es vedada, vaya a saber por qué mezquinos intereses-. Los muchachos decidieron entonces, mantener el equipo por ellos mismos, así que trabajan para poder ganarse la vida y después, entrenaban. Mientras que otros equipos recibían su paga a tiempo, tenían canchas para entrenar y eran concentrados en hoteles antes de sus compromisos, los "humildes" de Plaza Amador tenían que vérselas por sí mismos. No obstante ellos, llegaron a las finales. Habría que preguntarle a un Víctor René Mendieta, a un Tátara Guevara y a tantos otros, ¿por qué habiendo tenido sus orígenes en Plaza Amador, han tenido que calzar otras camisetas?: ¡Señores la respuesta es muy simple: Para poder comer y hacer realidad lo que llevan en la sangre: Jugar un buen fútbol!. Sin ser una experta, tengo que unirme a las tantas voces de comentaristas deportivos serios, que piden la cabeza de los directivos de ANAPROF: A estos señores lo que menos les interesa es el fútbol; son incapaces de poner en orden una contienda que no sólo es dinero para jugadores y patrocinadores, sino que es un deporte que arrastra a la fanaticada de gente humilde, a los niños y jóvenes de este país que necesitan ejemplo y práctica deportiva que exige óptimas condiciones físicas y que los aleja de los vicios. Nada de eso es comprendido por la dirigencia de ANAPROF. Tampoco le interesa a estos señores la imagen de Panamá en el extranjero: si los nuestros no cobran, pueden mal comer, porque realizan algún trabajo o sus familiares los sostienen, pero ¿cuál es la situación que atraviesan los extranjeros como Claudio, Capretta y otros que vinieron contratados, y la ANAPROF no ha sabido hacer válidos sus contratos? ¿No será esta una ocasión para que Panamá sea vista como una mafia del deporte? ¿Y qué decir de dejar sin efectos tarjetas de suspensión para un equipo y no para otros, al momento del encuentro final? ¿Qué dirá la FIFA al respecto? Una pregunta más habría que hacerle a estos señores: ¿Cuánto realmente se invirtió en mejorar la cancha del Rommel?, porque de todos es sabido, que es un desastre total. El subcampeonato de Plaza Amador es un tributo a la honestidad, a la seriedad deportiva y profesional de estos muchachos que durante la última semana, salieron a vender suéteres y recordatorios para poder llevar algo de comer a sus casas y, muchos de ellos antes del partido del domingo estaban trabajando. Hay que decir que la ANAPROF para esa fecha, no había repartido el dinero de las entradas del juego en que Plaza se clasificó. El subcampeonato es también un tributo para la fanaticada de Plaza: Leal y solidaria. Ojalá que mis palabras y la de otros tantos conocedores no caiga en saco roto y las autoridades competentes no se aproximen al estadio sólo a entregar trofeos. Es hora de que se ponga orden y de que el fútbol profesional no sea una más de las sofisticadas formas de corrupción que afectan, como siempre, a los más humildes; es hora que se tenga respeto a los humildes.
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