Pedro Ramos es un buhonero que por más de 10 años ha estado vendiendo lentes y pañoletas alusivas al Carnaval. Este año, a diferencia de otros, las ventas han estado por debajo de las expectativas.
Este panameño invirtió cerca de 400 dólares en productos carnavaleros, pero por ahora, asegura que solamente ha vendido unos cien dólares en mercancía.
"El año pasado había mucho más movimiento. No sé qué ha pasado este año, ya que las ventas están muy lentas", destacó Ramos.
Los vendedores ambulantes tuvieron que pagar 67 dólares para estar dentro del área de carnaval. Ese es el impuesto que les solicitó la Junta de Carnaval.
Según Ramos, los panameños que optaron por quedarse en la capital están guardando lo que tienen para los últimos días, ya que entre hoy y mañana se espera que la afluencia de personas sea mayor que en los dos primeros días de rumba y farsa.
COMIDAS A LA VENTA
Al menos los vendedores de comidas son más optimistas y muchos de ellos se muestran satisfechos de las ventas que en los dos primeros días han conseguido.
Una de ellas, Marta Batista, destacó que en su primer año las cosas le han salido bien, incluso, mejor de lo que ella esperaba.
Ubicada cerca de la tarima principal en la Transístmica, la señora Batista destaca que la venta de cervezas, chorizos, sancochos y comida en general la han salvado.
"A mí me ha ido bien, aunque he escuchado a otras personas quejándose de la situación", precisó Batista.
Para ella, el Carnaval ha sido la tabla de salvación previo al inicio de clases en el país.