Vuelven las Noches de Placita

Marizenia Abrego
Veraguas / Crìtica
Una noche para compartir en familia, recuperar tradiciones que habían quedado en el olvido y con un objetivo de hermandad hacia las personas que necesitan de una mano amiga, vuelven las Noches de Placita en la ciudad de Santiago. En el año de 1985 se suspendió la celebración de las noches de placita desconociéndose los motivos, no fue hasta el año pasado (2,000), que se organizó este evento que reúne a las familias santiagueñas, con el fin de colectar dinero para la construcción de un nuevo techo para la Catedral de Santiago. Esta vez el Club Activo 20-30 de Veraguas en conjunto con la iglesia católica y el municipio de Santiago, decidieron retomar por dos días (26, 27 de enero) las noches de placita, con el objetivo de recaudar fondos destinados a los albergues que funcionan en el distrito cabecera y unir a la familia santiagueña en una celebración de entretenimiento sano. Para ello se organizan presentaciones folclóricas, como conjunto típicos, cantaderas, tamboritos, bailes típicos que se conjugan en un ambiente cultural propia de la región. Además se construyen ranchos de paja al rededor de la plaza para la venta de comidas típicas como el sancocho, puerco asado, arroz con pollo, gallina de patio guisada, tamales, bollos entre otras, todo con el propósito de colectar dinero para ayudar a las posadas. La familia podrá disfrutar de estos deliciosos platos mientras se deleita con las presentaciones folclóricas que inicia desde las 6:00 p.m. hasta casi amanecer. Para el monseñor Oscar Mario Brown las noches de placita, significa retomar una sana e ilustre tradición, en una ciudad huérfana de diversiones donde toda la familia pueda participar. Según Brown, esta actividad a parte unir la familia, fomenta el folcklor y otras tradiciones propias de la comunidad. Consideró que la labor del Club 20-30 ha sido loable muestra de ello esta que este año se ha tomado en cuenta los albergues como el Hogar Santa Isabel y el asilo de ancianos, que son obras que tienen un presupuesto alto y cuentan con un ingreso de recurso económico muy bajo. Por su parte Juan Carlos Medina presidente activo del Club 20-30, manifestó que este año la noche de placita tiene un fin humano, ya que se trata de colectar fondos para abastecer las necesidades prioritarias a los albergues que se encuentran situados en el distrito de Santiago. Manifestó que el dinero que se colecte se va a dividir equitativamente, lo que contribuirá por el periodo de un año con la dieta de las personas que se hospeden en los albergues entre otras necesidades que se tengan que sufragar. Explicó que los fondos se recaudan de la venta de comida y refrescos que algunas comunidades aportan para colaborar de buena fe y sin fines de lucro a esta causa humana. Indicó que como en toda organización existen dificultades, la noche de placitas no es la excepción ya que se tomó mucho tiempo lograr los contactos con las comunidades que participan en el evento, así también obtener el material para la construcción de los casaranchos de pajas, puesto que cada día se hace difícil conseguirlas. HISTORIA En los años de 1930 estás festividades que en la actualidad se le conoce como Noche de Placita, se llamaban noche de Reyes, y se daba de manera espontánea los 6 de enero, en las áreas rurales (en los campos) de la ciudad. Nos cuenta el poeta escritor Carlos Francisco Chan Márín, que en ese entonces la noche buena y el año nuevo no eran festejados como hoy día se celebra, más bien se elegía el día de los reyes para celebrar ya que esa fecha para los santiagueños significaba el intercambio de regalos. En las noches de reyes se reunía en esta plaza todo el campesinado, consigo traía bailes típicos, tamboritos, salomas, se podía escuchar el repicar de los tambores y el jolgorio de la gente que disfrutaba sanamente de esta celebración. Así también las mujeres campesinas de diferentes comunidades, improvisaban fogones con tres piedras para cocinar el sancocho y la gallina adobada para vender. Relata Chan Marín que la gente de las costas del distrito de Montijo tradicionalmente traía osteones para vender e igualmente los moradores de Mariato vendían huvos de iguanas. En la calle primera que antes se llamaba Chorrillo, existían muchas panaderías, que al llegar esta fecha se preparaban haciendo el mejor pan y dulces para vender en las mesas que sacaban al aire libre. En Santiago existían cuatro grupos de tamboritos importantes, la de los Flamencos, que era la calle donde se encuentra ubicada el Gimnacio Municipal, el de La Tronosa, Calle Primera y la de Calle cuarta y Quinta. Dice Chan Marín que la gente se divertía cuando estos grupos se reunían para competir en las noches de reyes. Esta celebración se suspendió cuando el alcalde del distrito de Santiago en ese entonces, Leoncio Pardo, prohibió la realización de la noche de reyes, sustentando que los campesinos dejaban las piedras que utilizaban para hacer sus fogones en las calles y no la recogían, lo que daba un mal aspecto a la ciudad. Este fue el punto final que le puso el alcalde Pardo a la celebración de la Noche de Reyes que después de muchos años, la comunidad religiosa logró retomar ésta actividad para recaudar fondos destinados para la iglesia con el nombre que hoy lleva Noche de Placitas.
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