A ORILLAS DEL RIO LA VILLA
Juventud y Política
Santos Herrera
El mayor tesoro con que cuenta
todo pueblo es su juventud. Ella es la vanguardia del progreso. Es la reserva
moral que impone los cambios que requiere la sociedad. Es la que reemplaza
los cánones arcaicos, carcomidos por la pasividad de ideas obsoletas,
que como anclas adheridas a viejas estructuras mentales, retienen el ritmo
de la marcha triunfal hacia el futuro esplendoroso. Son los jovenes los
que imponen con su mente, brazo y corazón, los nuevos cambios en
el devenir históricos de la humanidad. Constituyen la luz que disipa
oscuros resabios, atávicos y esclavizantes prejuicios que mantienen
encadenado el espíritu y conciencia de la colectividad. La juventud
representa el porvenir, la esperanza y la liberación.
En todas las épocas, los jóvenes han sido incomprendidos
por aquellos que no son capaces de formarse un ideal. Por los rutinarios
y mediocres que no han aprendido a pensar. Por los domesticados que vegetan
amarrados de nefastos convencionalismos. Que no conocen el ingenio, la virtud
y la dignidad, porque son unos timoratos e indecisos que siempre están
mirando para atrás. El honor lo trafican por temor a ofender a los
poderosos. Nada los conmueve porque son indiferentes, apáticos, acomodaticios,
rutinarios. Los enemigos de la juventud, que desdeñan y vilipendian
sus actuaciones, subvirtiendo la escala de los valores morales y desvirtuando
conceptos, no son más que pequeños hombres obtusos, que conviven
donde reina la midiocracia.
La juventud panameña, respondiendo a ese mandato histórico
se ha tirado al ruedo político. Y es una tontería pensar que
ese juvenil impulso no responde al más puro idealismo. Más
grande es la equivocación, cuando se dice que esa energía
renovadora y visionaria, es manipulada desde la sombra por hombres inferiores
y domesticados. Tremendo error. Si los jóvenes de la Patria Istmeña
se están enfrentando ahora a políticos carcamales sin miedo
y con el puño en alto, es porque están inspirados en un sentimiento
enaltecedor de amor a su terruño que los hace superiores. En consecuencia,
no le temen a las intrigas de los viejos politiqueros que a falta de argumentos
solamente saben insultar, ofender y manchar honras.
En fin, lo arriba expuesto, son algunas aspiraciones reinvindicativas
de nuestro pueblo, que su juventud recoge y las levanta como bandera de
lucha. Sin embargo, lo que más inquieta a los jóvenes de hoy,
es el alto grado de corrupcion existentes en las distintas esferas de la
sociedad y en algunos sectores de la administración pública,
donde impera la inmoralidad, el nepotismo, el latrocinio y un escandaloso
trastocamiento de valores. En las elecciones del 2 de mayo, la juventud
panameña participa en la contienda para la presidencia de la República
y lo hace con un joven sencillo, preparado, patriota y sin rabo de paja.
Por ello, la juventud panameña votará por Martín.

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