Las madres tenían razón: música a alto volumen daña oídos

Washington
EFE

Las advertencias de las madres acerca de los equipos estereofónicos quizá eran válidas: la música a alto volumen aumenta la proporción de personas de mediana edad, la generación del rock and roll, que sufre pérdida de la audición.

Según la Encuesta Nacional de Datos de Salud de EEUU, entre 1971 y 1990 aumentó en un 26 por ciento la incidencia de dificultades auditivas entre las personas de 45 a 64 años, y creció un 17 por ciento entre los de 18 a 44 años.

El oído humano empieza a sufrir cuando los ruidos superan los 85 decibelios, y según el Instituto Nacional de la Sordera, el volumen de sonido en los conciertos de música rock'n'roll y sus muchos derivados desde la década de los años 50, alcanza entre 110 y 120 decibelios, el doble que una conversación normal.

A los 125 decibelios el oído sufre y el ruido se hace intolerable a los 140 decibelios, que es equivalente al ruido que causa un avión a reacción.

Un estudio de 5.000 hombres y mujeres en el condado Alameda del Estado de California, encontró que entre 1965 y 1995 aumentó en más de un 150 por ciento la proporción de personas de 50 a 60 años que informaban de dificultades para oír.

"Esto debe considerarse como un grave problema de salud, y también un problema social'', dijo la presidenta de la Academia Estadounidense de Audiología, Sharon Fujikawa.

"Realmente a todos nos interesa conservar nuestra audición tanto como sea posible, porque de lo contrario corremos el riesgo del aislamiento de la persona'', manifestó Fujikawa.

Un estudio que publicó el año pasado la Revista de la Asociación Médica Estadounidense (JAMA) encontró que casi un 15 por ciento de las personas entre seis y diecinueve años de edad sufrían alguna carencia auditiva.

"Hemos crecido en una especie de sociedad sintonizada y con el volumen alto'', comentó Carole Rogin, presidenta de la Asociación de Industrias de la Audición fabricantes de equipos para ayudar a las personas con problemas auditivos.

Los expertos señalan que la causa mayor del daño no está en los auriculares que desde mediados de la década de los años ochenta se hicieron populares para el uso de casetes portátiles, ya que en general las personas los usan a volumen moderado.

La fuente mayor de daño es el alto volumen de los equipos estereofónicos domésticos y de los altavoces en los recitales en vivo, que crean un estruendo mayor que el de una estación de ferrocarriles.

Asimismo, desde los años ochenta se han hecho populares las películas sobre terremotos, erupciones volcánicas, guerras, viajes espaciales y monstruos destructivos que se exhiben en teatros donde los altavoces rodean a la audiencia y, literalmente, la estremecen por el ruido.

Los expertos señalan que entre los 28 millones de personas que en Estados Unidos sufren de cierta sordera.

 

 

 

 

 

 




 

Un estudio que publicó el año pasado la Revista de la Asociación Médica Estadounidense (JAMA) encontró que casi un 15% de las personas entre seis y diecinueve años de edad sufrían alguna carencia auditiva.

 

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