Cuando un gobierno consulta debe atender las quejas de los afectados. Escuchar y luego hacer lo que nos sale del forro, es igual que no atender las inquietudes de la sociedad. Eso parece la posición de la Patria Nueva, en torno a las quejas de los gremios empresariales respecto a la reforma fiscal.
En la práctica, el gobierno les tomó el pelo a los empresarios con respecto al Impuesto Sobre la Renta Mínima Alternativa (IRMA). Se le cambió el nombre, pero al final se mantuvo el concepto, lo que ha causado las molestias de la APEDE, CoNEP y la Federación de Cámaras de Comercios.
Aprobar de todas formas un proyecto, basado en la mayoría con que cuenta el oficialismo en la Asamblea Nacional, no es lo más conveniente para el país. No se trata de una medición de fuerzas entre el gobierno y los empresarios, sino de buscar acercamientos.
Es una obligación pagar los impuestos, pero Panamá debe establecer tasas competitivas. No somos una isla. En muchos países se han establecido tasas más baja a los 30% en cuanto al Impuesto Sobre la Renta a las empresas, con el fin de atraer inversiones y frenar la evasión.
En la última década, en Panamá se han disparado las tarifas telefónicas a nivel local y el costo de la energía, que muchas veces ahogan a cualquier negocio. Ya está en proyecto un posible aumento de la cuota obrero-patronal, que también representa costos adicionales para la operación empresarial.
Entendemos el sentido de solidaridad que debe imperar, en cuanto a que los que más ganan deben pagar más, pero tampoco podemos matar la gallina de los huevos de oro y adoptar medidas que a la postre acaben con las plazas de empleo que al menos hoy existen.
Si bien es cierto que el Estado vive una crisis fiscal, la responsabilidad es de los que han administrado los gobiernos, que nos endeudaron de manera irresponsable e incrementaron de manera exorbitante la planilla. Hoy pagamos las consecuencias de esos actos y el gobierno pretende cargarle el mayor peso de todo a los empresarios y a la clase media.
Ya se vislumbran amenazas de un paro empresarial. Ojalá que el país no llegue a esos extremos y se puedan rectificar los aspectos negativos que contempla la reforma fiscal.