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EDITORIAL
Agresión a policía en la Universidad de Panamá
La golpiza que estudiantes enardecidos le pretendieron dar a un mayor del ejército estadounidense quien, con cámara filmadora en mano, decía hacer turismo en la Universidad de Panamá, es inadmisible... pero la comprensión después de la trágica relación entre Panamá y Estados Unidos, ayuda a tolerar la acción. Sin embargo, lo que ocurrió el martes con el sargento de la Policía Nacional que fue atacado, cuando él solamente esperaba a su esposa que trabaja en la Universidad, no tiene excusa alguna, y pretender teñirlo con explicaciones en torno a la imprevisible llama de la juventud, es una salida vil. Lo dijo el claroscuro Séneca: "El ardimiento juvenil en sus comienzos es fogoso, pero languidece fácilmente y no dura; es el humo de una fogata liviana." Sabiendo esto, no es conveniente soplar. ¡Y las autoridades universitarias en estos casos están soplando con su excesiva permisividad! Es bueno promover los ideales en la juventud, pero dejar que se desboquen, sin corregirlos, es hacerse arquitectos de monstruos. Los timoneles de la casa de Méndez Pereira dicen que los muchachos tienen derecho a protestar, y nadie cuestiona eso. Sin embargo, lo que los actuales rectores están haciendo es excusar acciones antisociales, sabrá Dios con qué intenciones. Cabe preguntar entonces, por qué se permite el andamiaje corrupto que permite la permanencia en la Universidad de muchos de estos estudiantes eternos, quienes pasan de escuela en escuela, aprovechándose de los ideales de tanto muchacho creyente, para fomentar desórdenes y protestas violentas. Hay estudiantes que tienen hasta 20 años en la Universidad de Panamá, y se le ve en uno y otro centro de estudiantes, jugando a la política barata, viviendo de ella. Entonces que no vengan las actuales autoridades a aceptar semejante estado de cosas, porque se puede interpretar como que están tolerando adrede agendas ocultas.
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PUNTO CRITICO |
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