EDITORIAL
Peligra la familia
El académico y catedrático José Luis Pinillos, ha hablado y escrito acerca de la esperanza, pero también del riesgo que se cierne sobre la familia. "Se ha repetido hasta la saciedad, y espero que pueda seguir repitiéndose por los siglos de los siglos -aunque muchos lo dudan-, que hay que cuidar de la familia porque es la unidad básica de la sociedad, la más importante y fundamental de todas las instituciones sociales (...).
Sin embargo -advierte el ilustre académico-, "abundan los motivos para pensar que la sociedad industrial, o postindustrial, está socavando los cimientos de la familia, o al menos debilitándolos de un modo alarmante. Es más: No faltan personas y grupos influyentes que opinan que la familia ha pasado a ser ya una polvorienta reliquia del pasado, una institución anacrónica, que en realidad constituye una rémora, un estorbo, un peso muerto para la marcha ascendente del progreso y que, en consecuencia, debe desaparecer, o poco menos (...) Y no sólo eso, sino que lo que hay que hacer es acabar de una vez por todas con la familia: Delenda est familia!. Está claro, nos dicen, que la realización personal pasa por la superación de las constricciones familiares; por la emancipación de los hijos, porque tanto éstos como la mujer, se liberen finalmente de la tiranía del cabeza de familia; por terminar con la esclavitud de los hijos (...) Dicho de otra forma, la familia sería una más de las cosas que se hunden en el naufragio de la sociedad industrial o de la modernidad para dar paso a la posfamilia".
Estos pensadores no están de acuerdo con los agoreros de turno. Y este diario tampoco. La familia es una de las formas permanentes de la vida humana, cimiento de la sociedad, crisol donde se forjan las líneas maestras del carácter, lugar de las relaciones sexuales plenas y de la realización espiritual de la pareja. La familia es una forma consustancial de la vida humana, cuyo fallecimiento se ha exagerado en los últimos tiempos.
A pesar de los agoreros, la familia superará esta crisis, está superándola ya, porque la historia nos enseña que siempre renace de sus cenizas, que es la institución que ha sobrevivido al mayor número de calamidades posibles. Cuando no queden ni los ecos de las voces que anuncian su destrucción, la familia seguirá intentando hacer personas libres de los niños que trajo al mundo.
Estamos convencidos: a pesar del grito de guerra - delenda est familia!- que, como no pocos lanzan al viento, con hechos y palabras disolventes, procurando arrasar hasta los más fundamentales valores éticos, la familia seguirá siendo la célula primera y vital de la sociedad. Así lo creemos, ante todo porque se trata de una institución que obedece a un designio divino. Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, y "nuestro Dios -como enseña Juan Pablo II-, en su misterio más íntimo, no es una soledad, sino una familia, puesto que lleva en sí mismo paternidad, filiación y la esencia de la familia que es el amor".
PUNTO CRITICO |
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