FAMILIA
Hijos y nietos definen la felicidad de una familia

Tomado de
CNN
Las fuentes de autoestima, satisfacción psicológica y existencial exceden el ámbito familiar. Tras estudiar a 854 personas mayores de 72 con estatus familiar distinto solteros, casados sin hijos y padres- Melinda Forthofer, del departamento de Comunidad y Salud Familiar de la Universidad del Sur de Florida, en Estados Unidos, impactó con sus conclusiones. Según su estudio, los padres y solteros participan con menor frecuencia en organizaciones como clubes, realizan menos actividades deportivas y turísticas que sus pares casados pero sin hijos, quienes compensan así esa suerte de ausencia mediante la construcción de otros recursos de apoyo socioemocional. "Nuestros resultados indican que los adultos mayores que no tuvieron hijos, salvo muchos solteros, tienen mayores niveles de participación social y no manifiestan significativas diferencias con quienes fueron padres, con respecto a la autoestima y la satisfacción en la vida", aseguró Forthofer durante el encuentro anual de la Asociación Americana de Salud Pública recientemente realizada en Boston. El equipo norteamericano no encontró diferencias de género, según asegura la investigadora principal a Salutia. Sin embargo, la psicóloga argentina Hilda Levy, autora del libro Mujeres de 50, establece una frontera que divide aguas entre hombres y mujeres. "La mujer está socialmente educada para ser madre, de allí que sea más sensible en todo lo relativo a la maternidad. No obstante, quien supera la barrera de los 50 sin hijos ya lo tiene asumido, de allí que al llegar a los 70 u 80 no suele sufrir por esta situación. En realidad sufren mucho más quienes tuvieron hijos que no están cerca." En los hombres y entre quienes decidieron voluntariamente no tener hijos para priorizar su ocupación -cualquiera sea el sexo-, Levy destaca que es la jubilación, como fin de la vida activa, el factor que dispara el "síndrome de nido vacío", que entre los padres se instala con el vuelo de los hijos fuera del núcleo familiar. Pero este momento no tiene siempre una significación depresiva, sobre todo cuando se mantiene el vínculo conyugal. "En la tercera edad el matrimonio vuelve a ser pareja pues los hijos han constituido su propio rumbo, y ahora tienen más tiempo para compartir", opina la psicogeriatra argentina Irene Talarico Pinto. Y asegura que entre quienes no tuvieron hijos "aumenta el sentimiento recíproco de dependencia por el que se aferran el uno al otro". La crisis estalla cuando la pareja no está y los hijos no cumplen con las expectativas de sus padres envejecidos.
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