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A ORILLAS DEL RIO
LA VILLA
Moral, conciencia y apariencias
Santos Herrera
En esta ocasi�n, no queremos opinar sobre la moral convencional ni sobre la moral de sacrist�a, sino sobre la moral que surge de la correspondencia entre las actuaciones del hombre y sus s�lidos principios, que sustenta p�blicamente. La claudicaci�n surge del quebrantamiento de la palabra empe�ada y de la desviaci�n de los principios que dice defender. Si bien es cierto que en nuestro medio reina por doquier la falsedad, la demagogia, el oportunismo y el servilismo abyecto, no es menos cierto que tambi�n existen hombres honestos, que mantienen sus principios e ideales por encima de todas las cosas. No hay que tener mucha sagacidad para ubicar en su verdadera posici�n a nuestros dirigentes por muy h�biles y demagogos que sean y de lo "correteado" que est�n en nuestra pol�tica criolla. En verdad, a veces el pueblo se deja deslumbrar por ciertas poses demag�gicas y maniobreras, pero no por mucho tiempo, y a la postre, a medida que crece en conciencia, los ubica y les quita el manto inmaculado con que se cubren. �Qu� es lo que el hombre verdaderamente es, y qu� lo que aparenta ser? Un oportunista es un oportunista, no puede ser otra cosa, aunque lo aparente, ya que sus mismos pensamientos, gestos y palabras lo denuncian constantemente. En cambio, tener ideales, estar convencido de algo que uno cree sublime y que est� por encima de su propio ego, es la inspiraci�n para la lucha y para llevarlos hasta sus �ltimas consecuencias. Creemos sinceramente que la vida no es relaci�n de dinero, poder o clase, nosotros liberamos nuestra personalidad cuando tenemos conciencia; valemos �nicamente por s�lo ese v�nculo que nos une a todos los hombres, que es el ser humano. Lo que nos hace valer es el ser humano. La capacidad, el trabajo, las virtudes, etc. Es todo lo contrario de lo que se cree com�nmente de que el dinero es el poder y la posici�n social de clase que da el valor intr�nseco al ser humano. Nuestro valor surge del trabajo creador, y cuando tengamos conciencia de esto, liberamos nuestra personalidad de trabas ficticias y de apariencias. El hombre de hoy, debe saber compartir y reconocer que todos los seres humanos que moran este planeta, tienen derecho a disfrutar de las ventajas que ofrece la ciencia y la tecnolog�a contempor�nea; que las riquezas y bienes no pueden estar acaparados en pocas manos, mientras millones de seres languidecen de hambre. El futuro mismo de la humanidad depender� de la capacidad que tengan los poderosos de saber distribuir el bienestar colectivo. Si prevalece la avaricia, el individualismo, la insensibilidad social, entonces se levantar� de la podredumbre un gigantesco pu�o que dejar� a todos por igual.
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