En nuestro país persisten diversos hechos que revelan la presencia de actitudes discriminatorias tanto de tipo racial, económico-social, como la de género.
¿Cuánto del rechazo manifestado por los grupos de oposición a la candidata Balbina Herrera de alianza oficialista se debe a la tendencia de evaluar en forma distinta a la mujer, a tratar diferente sus reacciones sólo por ser del sexo femenino?
Los moldes machistas que perduran, han estado y siguen organizando la sociedad panameña. Tomemos por ejemplo un dirigente del PRD, el mismo partido que pertenece Balbina Herrera. Al expresidente Ernesto Pérez Balladares quien por sus decisiones y posturas lo señalan como prepotente pero, de carácter.
Sin embargo cuando la candidata Balbina Herrera reafirma y defiende en forma agresiva sus planteamientos, la tildan de histérica.
Y aunque en el campo académico la presencia y el paso arrollador de la mujer panameña caracteriza las últimas graduaciones universitarias, la participación de la mujer en política sigue siendo un tema por resolver.
La independencia económica de la mujer es una ayuda inefable en los esfuerzos del gobierno por mejorar la vergonzosa distribución del ingreso nacional pero, no ha sido suficiente para superar la pobreza en que aún se encuentra un significativo numero de familias.
Ya es tiempo que los partidos políticos le den el espacio, el valor y el reconocimiento necesario a la mujer panameña, porque quizás sea a través de nuestras mujeres que podremos alcanzar el verdadero cambio que tanto se está pregonando y promocionando.