REFLEXIONES
"Celulares e Internet: Se impone la tecnología"

Por: Carlos Christian Sánchez C.
Relacionista Internacional
Exactamente hace un mes que el mundo vivió, al filo de la navaja, la crisis del virus electrónico del "Y2K". Increíbles esfuerzos de modernización, desarrollo de redes, mejoras y compras de equipos adecuados, causó una de las mayores inversiones megamillonarias jamás vistas por decenios. Todo porque a los primeros diseñadores de las computadoras se les "olvidó" colocar en la memoria de los aparatos, la diferencia del año 2000, frente al año 1900. Como no creo en las excusas baratas, hemos sido testigo de la dependencia de la civilización humana en los aparatos electrónicos. Tanto es así que las cuentas bancarias, las fichas de identidad personal, los contratos, los negocios, las noticias y hasta el horario de trabajo, dependen de máquinas que miden el rendimiento de los seres humanos. En Panamá, a pesar de las constantes quejas hacia los sectores informativos, los proveedores de las redes de Internet y las telecomunicaciones; no fue la gran cosa, el error de la falla del milenio. La gente pensaba más en la gran fiesta de la transferencia canalera, la parranda de fin de siglo o las compras de últimas hora. Incluso hubo periodistas, quienes vigilaron desde el centro bancario, la reacción de las máquinas ante el "Y2K". Nada malo pasó. Empero, la tecnología tiene sus cosas buenas y malas. Antes hablamos de lo malo. Hay que admitir que el avance de la ciencia en las telecomunicaciones, ha permitido el desarrollo de los negocios, además de la vida cotidiana. Años atrás, era uno de los detractores de la privatización de los servicios de telefonía, era contrario al uso de los benditos teléfonos celulares, por su elevado costo, y de la supuesta ineficacia del correo electrónico. La verdad es que han cambiado las cosas para nuestra vida, en estos dos años recientes y vemos que son necesarias las reformas para subsistir en el mundo globalizado. Nunca pensé tener amistades o familiares en el extranjero. Pero ello, no determiné las necesidades de los costos de las llamadas telefónicas internacionales. Hasta hace poco, a mediados del año pasado, me percaté de la cruel realidad de que las tarifas internacionales eran muy costosas. El mercado dominado por las empresas privadas no había dado una oferta cónsona para nuestros bolsillos, y no dudamos en criticar la falta de iniciativas individuales de los clientes por solicitar el abaratamiento de las llamadas internacionales. Gracias a la benevolencia de los nuevos directivos de las relaciones públicas de CABLE & WIRELESS PANAMA, se tomó en cuenta nuestras críticas al elevado costo de las tarifas de 1999, es posible llamar sin tapujos hacia lejanas latitudes, como Estados Unidos, en base a nuevas regulaciones y ofertas. Tarifas económicas, super y especiales hay para comunicarse hacia el norte de este hemisferio. Por lo menos, las comunicaciones personales por vía celular me sirven ahora incluso para recibir llamadas del extranjero, cosa que jamás pensé por su rentabilidad. En este sentido, CABLE & WIRELESS MOVIL, a través de sus ofertas de celulares de prepago, me garantizó una efectividad en mis negocios. En el presente, hemos visto que el proceso de la modernización de las telecomunicaciones se enrumba hacia una estabilidad para los usuarios panameños. Cuando en 1995 empezó las transformaciones con la venta del INTEL S.A., habían crecido los temores de que el teléfono quedara solamente bajo el poder de las empresas privadas foráneas. Como usuario de la telefonía, incluso de la Internet, debo decir que la realidad parece ser que se están creando las pautas del respeto de las empresas de comunicaciones, hacia con los clientes. Ellos necesitan de nosotros y el público panameño quiere un buen servicio para desenvolverse dentro del mundo tecnológicamente desarrollado. En cuanto al fraude del "Y2K", nos queda la lección de que es necesario siempre guardar sus monedas en la alcancía, mantener la máquina de escribir Olympia de la época cuaternaria y un par de baterías, porque tampoco podemos depender de la tecnología en nuestras vidas. Balance de las cosas, control en sí mismo.
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