EDITORIAL
La basura hospitalaria amenaza a panameños
Hace unos días este diario, el de mayor circulación en el país, publicó en su primera plana una foto reveladora: decenas, sino cientos, de jeringuillas usadas, esparcidas a diestro y siniestro en un lote ubicado cerca de la policlínica pediátrica Manuel Ferrer Valdés de Calidonia. El pie de la foto decía que estos y otros desechos hospitalarios estaban "en los alrededores" de esta policlínica, y hacía un llamado de atención al ministro de Salud. La publicación irritó los ánimos del subadministrador de este centro médico, Orlando Martínez, quien envió una carta explicativa al jefe de Relaciones Públicas del Seguro Social, Rogelio Vidal, en la que advierte que tales jeringuillas no fueron encontradas "en los alrededores" de la entidad médica, sino "a dos cuadras". Aun cuando en ninguna de las líneas de esta carta de Martínez se dice, Vidal confeccionó una gacetilla en la que se atrevió a indicar que el funcionario aseguraba que la noticia de Crítica "no es cierta". No discutiremos de distancias ni de metros cuadrados, eso lo dejamos a los ingenieros. Tampoco hay que hablar de semántica, para desentrañar si "a dos cuadras" es lo mismo que "en los alrededores". Lo cierto es que las jeringuillas estaban ahí, usadas, sabrá Dios contaminadas con qué tipo de microorganismos destructivos, y por ningún lado de esa nota periodística se decía que provenían de la policlínica pediátrica, sino que estaban "en los alrededores" (léase "a dos cuadras"). Amén que el único centro médico en el área es precisamente el Manuel Ferrer Valdés. Lo bueno de este episodio es que el señor subadministrador procedió a levantar del sitio las jeringuillas y otra basura peligrosa que encontró, para "proteger" a la comunidad. Vemos, pues, de algo sirvió la información publicada en Crítica. No hacemos juicios. No sabemos si las jeringuillas provenían de este centro pediátrico, o no. Lo alarmante es que estuvieran en la calle, tiradas como si fueran golosinas, vinieran de donde vinieran. No es secreto que el ministerio de Salud y la Caja de Seguro Social no tienen mecanismos idóneos para destruir estos desechos, aun cuando los recolectan más o menos bien en cada entidad médica como, por ejemplo, en la Ferrer Valdés. Este nuevo gobierno debe atender este asunto del tratamiento de la basura hospitalaria que, como vemos, puede llegar a estar en plena calle contaminando a todos con SIDA, hepatitis, meningitis y sabrá el Creador qué otros males fulminantes.
PUNTO CRITICO |
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