Use sobras de comida, recortes del jardín, y otros desechos orgánicos para crear una pila de abono. El abono es una mejora rica para la tierra que puede ayudar a aumentar la retención de agua, reducir la erosión, y reemplazar a los fertilizantes químicos.
Muchas plantas e insectos pueden disuadir de forma natural y no tóxica a las malezas y las plagas del jardín. Introduzca mariquitas para que se coman a los pulgones, plante caléndulas para prevenir los escarabajos, y busque plantas que crezcan rápidamente para bloquear el crecimiento de las malezas.
Compre equipo y herramientas de jardinería con contenido reciclado, como mangueras hechas de llantas viejas, losetas hechas de botellas de vidrio viejo, o herramientas de mano hechas de plástico reciclado. También puede usar maderos plásticos hechos de botellas y bolsas plásticas recicladas para hacer macizos de flores, enrejados, terrazas, y casas de pájaros.
Corte los fondos de las jarras plásticas de leche o use bolsas de papel pequeñas para proteger los plantones de la escarcha, el viento, la lluvia fuerte, y los animales errantes. Recuerde reciclar las bolsas y las jarras cuando las plantas de semillero hayan crecido.
Reduzca el uso de fertilizantes y plaguicidas al plantar el césped y otra vegetación nativa de su área. |