Fallo de Corte Suprema que autorizó interrumpir embarazo provoca reacciones

Buenos Aires
AP
El fallo de la Corte Suprema de Justicia, que ayer autorizó a una mujer a acelerar el parto de un feto destinado a morir después del alumbramiento, provocaba ayer reacciones generalmente favorables de distintos sectores. Pero la Iglesia Católica, a través de un comunicado del Arzobispado de Buenos Aires, manifestó su esperanza de que el fallo no sea interpretado "como una apertura a la posibilidad jurídica del aborto". El aborto está penado por la legislación argentina y la iglesia católica, religión mayoritaria en este país, ejerce una permanente presión para frenar no solamente su legalización, sino también cualquier programa de control de la natalidad o de difusión de métodos anticonceptivos. Por seis votos contra dos la Corte Suprema nacional avaló un fallo del Tribunal Superior de Justicia de la ciudad de Buenos Aires, que autorizó a una mujer, solamente identificada como Silvia T., a someterse a un procedimiento médico para inducir el nacimiento anticipado de su hijo, en el séptimo mes de gestación, o bien a recurrir a una operación cesárea. Exámenes prenatales determinaron que el feto que Silvias T. lleva en su vientre padece de anencefalia, una dolencia congénita que consiste en la falta de encéfalo, lo que provocará la inevitable muerte del recién nacido a más tardar pocas horas después de salir del seno materno. Los seis jueces que votaron a favor se basaron, fundamentalmente, en la necesidad de preservar la salud psíquica de la madre, que vive un embarazo en situación de extremo sufrimiento. Los jueces fueron los magistrados Carlos S.Fayt, Eduardo Moliné O'Connor, Enrique Petracchi, Augusto Belluscio, Gustavo Bossert y Guillermo López. Todos aclararon que su decisión no significaba, en modo alguno, abrir un camino legal para la práctica del aborto. Los votos adversos fueron emitidos por el presidente de la Corte, Julio Nazareno, y por Antonio Boggiano, un jurista relacionado con la organización católica conservadora Opus Dei. La Defensora del Pueblo de la capital argentina, Alicia Oliveira, abogada especializada en defensa de los derechos humanos, dijo estar totalmente de acuerdo con el fallo. "Considero que lo que se está privilegiando es no sólo la salud de la madre, sino también la salud de toda una familia. No es justo que en los tiempos que corren una mujer tenga que soportar semejante tortura física y psíquica". Carmen Storani, presidenta del Consejo Nacional de la Mujer, un organismo gubernamental, sostuvo que "es la primera vez que un fallo de la Corte Suprema tiene en cuenta la salud psíquica de la madre". Con la firma del presbítero Guillermo Marcó, el Arzobispado católico de esta capital manifestó su esperanza de que el fallo no se interprete "como una apertura a la posibilidad jurídica del aborto. El ser humano, desde el instante de su concepción hasta su muerte natural, tiene derecho a la vida". Otro sacerdote, Domingo P. Basso, especialista en bioética y ex rector de la Universidad Católica Argentina, lamentó que el caso de Silvia T. hubiese llegado a la Corte Suprema. Consideró a sus jueces "incompetentes para resolver un caso semejante. Son meros y mediocres juristas, pero con su juicio, extraordinariamente imprudente, plantean jurisprudencia que muchos, con gran y diabólica astucia, pueden llegar a aplicar a casos completamente ajenos al tema en cuestión".
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Consideró a sus jueces "incompetentes para resolver un caso semejante. Son meros y mediocres juristas, pero con su juicio, extraordinariamente imprudente, plantean jurisprudencia que muchos, con gran y diabólica astucia, pueden llegar a aplicar a casos completamente ajenos al tema en cuestión".
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