EDITORIAL
Prejuicios en el Sistema Educativo
La sociedad panameña le ha inculcado a sus hijos de edad escolar, el estudio de una serie de profesiones que, según ellos, son más lucrativas tales como médico, ingeniero, abogado y técnicos en informática. De acuerdo con ese criterio, el escoger tales profesiones les garantiza un alto nivel de vida y su status mejorará. Las autoridades educativas parecen no entender que el cambio de mentalidad en el hogar donde, de acuerdo a los recursos y esfuerzos, pueden coronarse con éxito los anhelos de ciertas carreras escogidas. En Panamá la medicina es cara lo mismo que las profesiones de Ingeniero Civil e Industrial. La abogacía y la docencia requieren de una gran disciplina, pero esto no lo practican una gran mayoría de estudiantes que ven la casa de Harmodio Arias y Méndez Pereira, como de turismo universitario. Aparte del gran desempleo que reina en el país, muchos estudiantes optan por materias que juzgan más fáciles y desechan materias como inglés, que requieren un adiestramiento más riguroso. La Universidad de Panamá está saturada de asignaturas como periodismo cuyo mercado laboral es reducido. Así mismo, hay una gran cantidad de estudiantes matriculados en Ciencias de la Educación cuando es sabido las dificultades que tienen los maestros y profesores para que los nombren. El déficit de enfermeras crece cada día más, pero esto no parece tomarlo en cuenta el Ministerio de Educación que tiene que volcar sus esfuerzos en el campo y promover más bachilleres agropecuarios. El bachiller en humanidades (Ciencias y Letras) tiene una educación a medias que muchas veces no le sirve para nada, porque les cuesta trabajo escoger una profesión futura. Es urgente cambiar hábitos y actividades en materia educativa porque estamos rezagados, porque en Panamá todo el mundo quiere ser intelectual. Ignoran los panameños que en el esfuerzo creador de cualquiera profesión está la dignidad del dinero y que todos los trabajos son importantes, desde el más humilde barredor de calles hasta las más encumbradas figuras del pensamiento humano.
PUNTO CRITICO |
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