CUARTILLAS
Al fin
 
Milciades A. Ortiz Jr.
Colaborador
Apenas volvió la democracia a Panamá luego de la invasión de Estados Unidos y pude escribir libremente en este periódico, señalé numerosas veces la necesidad que se hiciera justicia a las víctimas de la dictadura militar de veintiún años. Indique que ese grito de "justicia" galvanizó las conciencias de miles de civilistas, que se echaron a las calles y dejaron el miedo a un lado, cansados ya de los abusos de los militares dictatoriales. Pero, junto con otros panameños honestos que también pedían lo mismo, no nos hicieron caso. Desde el mismo Palacio de las Garzas, el presidente Endara no quiso hacer una comisión para descubrir la verdad de las atrocidades cometidas por los dictadores. (Muchas veces he señalado que Torrijos durante su administración tuvo más muertos que Noriega, pero a la gente esto le entraba por un oído y le salía por el otro). No creo que Endara tenga excusa por haberle dado la espalda a la verdad. Una cosa es que sea "bonachón", que haya querido cerrar las heridas (cosa muy ventajosa para los abusadores) y otra es la impunidad que ha caracterizado veintiún años de vida panameña en manos de unos malandrines... Luego vino el gobierno del PRD y lógicamente menos caso harían a quienes pedíamos justicia. Al fin, (no sé realmente por qué milagro fue), parece que algo se sabrá de lo que es un "secreto a voces", sobre los asesinatos y torturas cometidos por los militares dictatoriales. Debo advertir, sin embargo, que es necesario que haya realmente la voluntad de escarbar y encontrar la verdad. Que el asunto no se quede en la identificación de los cuerpos para darles cristiana sepultura. ¡Los culpables deben pagar los crímenes que cometieron! Aquí es necesario advertir que no se trata de venganza. El asunto es sencillo: si no hay justicia y los asesinos quedan sin castigo, entonces es lógico suponer que en unos años más, pueda ocurrir otra aventura dictatorial en Panamá. Y que no vengan con el cuento que ya se eliminó el militarismo, porque eso es puro papel. Todavía están activos muchos de los que disfrutaron de la dictadura y es lógico que añoren volver a ese "hermoso" pasado. Sobre las declaraciones del Toro, debo señalar que fueron de poca seriedad, porque las hizo en un mal momento. ¿Por qué él no investigó cuando estuvo en la presidencia? No sólo hay que encontrar a los asesinos y torturadores. También el peso de la ley debe caerle a los que se llenaron de dinero con la dictadura. Muchas viviendas lujosas y otros bienes mal habidos deben ser quitados a estos sinvergüenzas, que se aprovecharon de los militares dictatoriales. Porque, ¡es ingenuo creer que los únicos malos de la película eran Torrijos y Noriega! Muchos militares y civiles los apoyaron y fueron sus "brazos ejecutores". Ellos son tan culpables como quien dio la orden y eso fue aprobado en el juicio de Nuremberg, durante la Segunda Guerra Mundial. Pienso que si de veras se quieren cerrar heridas, hay que hacer justicia en Panamá. (En otros países al caer la dictadura, varios verdugos fueron ajusticiados por el pueblo, lo que no ocurrió en Panamá).
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