Ha comenzado la época en que los panameños y panameñas acuden en masa a disfrutar del agua y el sol en los balnearios de todo el país. Aprovechando que los niños están de vacaciones de la escuela, las familias se toman los fines de semana y se dirigen a los ríos y playas.
Es oportuno lanzar a nuestros lectores un llamado a la cordura y la precaución durante estos próximos meses. Cuando se va a la playa con niños pequeños, hay que tener el máximo cuidado y tenerlos siempre a la vista, porque el entusiasmo y la inexperiencia de los infantes puede desencadenar una desgracia.
Hay que destacar que entre los requisitos para la organización de paseos a balnearios, establecidos por la Gobernación de Panamá a finales del año pasado, no está incluida la presencia de un guardavidas, por lo que el 100% de la responsabilidad por nuestra seguridad y la de nuestros hijos recaerá en nuestro buen criterio.
Si vamos a una playa que no conocemos, no nos adentremos mucho en el agua. Nuestros niños pequeños deben llevar un flotador. Si no somos surfers, evitemos ir a playas de oleaje muy fuerte.
En los ríos, hay que tener mucho cuidado de tirarnos clavados desde los árboles. Muchos jóvenes hay muerto o quedado paralíticos por tirarse de cabeza sin antes calcular la profundidad. También hay que cuidar a los niños de que la corriente no se los lleve.
Hay que tener más conciencia en este caso que el que demostramos el mes pasado, con el tema del uso responsable de las bombitas. El Hospital del Niño reveló ayer que -a pesar de las campañas de concienciación- el número de menores atendidos por quemaduras en diciembre de 2007 superó con creces al mismo mes del 2006. En esta temporada de verano, no le quitemos el ojo a nuestros pequeños.