Sean mis primeras palabras para desearte de todo corazón, estimado lector, todo lo mejor para el año que recién empieza, sobre todo copiosas bendiciones, traducidas en salud, unión familiar y abundante asabiyah.
Algo sobre salario minimo y la relación capital-trabajo.
Siempre hemos entendido la necesidad de atender en justicia las reclamaciones por un ajuste en el salario minimo. Al mismo tiempo, siempre hemos advertido la necesidad de determinar el impacto negativo que pudiere tener el aumento en la pequeña y mediana empresa, y también en la necesidad de enfocarnos en la productividad y en la identificación y atención de las verdaderas causas que resultan en el encarecimiento de la canasta básica.
Aumentar por aumentar, suena muy justo y loable, pero puede terminar simplemente en un paliativo temporal, que por simple y temporal no contribuirá a incrementar la productividad, más bien podrá resultar en incrementos en los costos de producción, y de aumento en el desempleo en el caso de aquellas empresas que no pueden hacer frente a tal aumento.
Es preciso entonces insistir en la necesidad de incrementar la productividad, pero también atender responsablemente las causas que inciden en el incremento del costo de la canasta básica, y ello nos habrá de llevar a la conclusión de que la solución está en la reducción real del gasto público, la desburocratización y las distorsiones injustas en la cadena de comercialización.
Por lo demás, abogo por seguir fortaleciendo la interdependiente mancuerna entre empleador y trabajador. Como en alguna ocasión dije, cada vez que un emprendedor crea una empresa, siembra una flor. Una flor que abonará el empresario, como también aquel que pone su trabajo. El trabajador no llega solamente con su fuerza laboral. Llega con todas sus circunstancias: su inmensa humanidad, sus alegrias, tristezas y sus aspiraciones. Cada vez que abre una empresa, también abre la ilusión del padre, de la madre, se posibilita la esperanza de educar a sus hijos y darles una vida digna.
La actividad empresarial es, realmente, la que mueve todo el organismo económico de Panamá. No lo podria hacer efectivamente sin un Estado facilitador y, sobre todo, sin trabajadores justamente remunerados y productivos.
