Las uvas son parte de plato navideño de los panameños, y que bueno, pues la uva además de su rico sabor posee gran cantidad de benéficos componentes que varia de acuerdo a su color.
En ambas, tanto en las rojas como en la verdes, destacan dos tipos de nutrientes: los azúcares, principalmente glucosa y fructosa, más abundantes en las uvas blancas, y las vitaminas (ácido fólico y vitamina B6), ésta última en una cantidad que solo se ve superada por las frutas desecadas y las frutas tropicales como el aguacate, el plátano, la chirimoya, la guayaba y el mango.
Su riqueza en azúcares las convierte en una de las frutas más calóricas.
Las uvas cultivadas en regiones frías suelen tener menos azúcares que las cultivadas en terrenos cálidos y secos.
Entre los minerales, el potasio es el más abundante y se encuentra en mayor cantidad en la uva negra; mientras que el magnesio y el calcio están en cantidades moderadas y son más abundantes en la uva blanca.
El aprovechamiento en el organismo de este último mineral no es tanto como el que procede de los lácteos u otros alimentos que son buena fuente del mismo.
En las uvas abundan diversas sustancias con reconocidas propiedades beneficiosas para la salud, tales como antocianos, flavonoides y taninos, responsables del color, aroma y textura característicos de estas frutas, y de los que dependen diversas propiedades que se les atribuyen a las uvas.