En momentos en que todo el aparato gubernamental "celebra" sus logros y proyecta sus metas en materia de combate a la corrupción, un nuevo informe de la organización Transparencia Internacional nos da una dosis de realidad: República Dominicana seguida de Bolivia, Perú, Panamá, Venezuela y Argentina, son los países en los que más se dan los sobornos.
O sea que estamos en el cuarto lugar entre los países latinoamericanos en que más se practican las coimas.
Tal vez nos salvamos de quedar en el medallero de los mayores "coimeros" de la región, pero en materia de percepción, llegamos en un deshonroso segundo lugar, porque el 65% de los panameños piensa que la corrupción aumentará en el país, sólo detrás del 66% de guatemaltecos que cree que la corrupción empeorará.
En resumidas cuentas, para Panamá y el resto de América Latina, no hay nada que celebrar aún.
De lo general, nos vamos a lo particular, porque ha sido la semana mejos oportuna para que eltrabajo de la zarina anticorrupción, Alma Montenegro de Fletcher, quede envuelta en la duda.
No sólo ha sido acusada ante la Fiscalía Electoral por hacer declaraciones en favor de una candidatura presidencial de Balbina Herrera, sino que por esto, el acto en el que condecoraría a cinco entidades estatales por ser más transparentes no será atendida por los magistrados del tribunal electoral, aduciendo motivos "morales".
Este gobierno, y los que vengan, deben reconocer que la transparencia por ahora no es el mejor tema para ser usado como arma de autopromoción. Y así será hasta que la clase política deje a un lado la búsqueda de negociados, el nepotismo y el secretismo que ha caracterizado el manejo gubernamental. A hablar menos, y a trabajar más.