El Gobierno argentino rompió el diálogo para superar el conflicto con el campo, ofendido por la "fenomenal agresión" del sector a la investidura de la jefa del Estado, Cristina Fernández, durante la masiva protesta del domingo.
Dos ministros acusaron, además, a los dirigentes agropecuarios de cobijar un acto opositor y de poner condiciones inaceptables para negociar una salida al conflicto, que hoy cumple 75 días con el consiguiente impacto negativo en la economía.
"Esto es una enorme equivocación", aseguró el presidente de la Sociedad Rural, Luciano Miguens, para quien la ruptura del diálogo causa "un daño enorme" al país.
"No somos la oposición", subrayó Miguens, el único dirigente rural que no ha sido blanco de la áspera reacción oficial a la protesta del domingo, que reunió a por lo menos 200,000 personas en la ciudad de Rosario, a 300 kilómetros de Buenos Aires.