Cuando el país está inmerso en escándalos judiciales y dimes y diretes, nos llegó la mala noticia de la muerte de Roberto "Flaco Bala" Hernández. Un cáncer acabó con el lanzador santeño que impuso un récord en la pelota nacional de 24 victorias consecutivas.
Aunque casi de todos los muertos se habla bien, "Flaco Bala" se ganó verdaderamente el aprecio de su pueblo santeño y del país en general. Fue un hombre valiente que luchó hasta lo último contra la enfermedad.
Aun en sus últimos días tenía fe, ansias de vivir y humor. Cuando viajaba al hospital en Houston le comentó sonriente a su esposa que "venía de paquete o en paquete".
Su voluntad de vivir es una lección para todos. Cuántas personas se desaniman frente al mínimo revés, pero Roberto Hernández, el hombre que logró abanicar a 1, 030 bateadores, fue un guerrero optimista hasta lo último.
La despedida que se le dio ayer en su terruño santeño fue una muestra del aprecio que se ganó. Los grandes hombres mueren cuando se les olvida, pero sin duda que "Flaco Bala" será inmortal, porque su recuerdo estará latente en el corazón y mente de muchos panameños.