martes 5 de abril de 2011 

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DESPIDEN AL GRANDE
�Ahí, ahí está el campeón!

Luis Batista | Cr�tica en L�nea

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A las 10 a.m., los restos mortales del lanzador fueron trasladados al templo

Tan grande fue que todo se quedó chico: la iglesia, las calles y �hasta la tumba!

Se llamó Roberto Hernández, pero era más conocido como "Flaco Bala". Ayer, casi todos los caminos conducían a un mismo lugar: Las Tablas. Allá, en su pueblo natal, centenares de fanáticos, amigos y autoridades se dieron cita para darle el último adiós.

DOLOR Y CONSUELO
Como en todo funeral, no faltaron el llanto y lamento de los deudos, pero ellos eran confortados: no estaban solos. Ahí estaba el pueblo que lo recibió con aplausos y flores en la iglesia de su patroncita, "La Moñona" Santa Librada.

Eran las 10:00 a.m. cuando los restos mortales del lanzador fueron trasladados a ese templo. Toda la noche del domingo, parte de la madrugada y mañana de ayer, había sido velado en la capilla del Niño Jesús de Praga.

A medida que avanzaban los minutos, era más la gente que llegaba. Para las 11:00 a.m. no cabía nadie más. El movimieto de los abanicos, movidos por las manos de las féminas, era la prueba del calor que produjo el lleno total. Afuera, el sol era picante, aun así, hubo quienes permencieron apostados en los alrededores del Parque Porras, todo �menos marcharse!

Con un poquito de retraso llegó el presidente Ricardo Martinelli, quien presentó sus condolencias a Daisy Raquel Barrios, viuda del pelotero; a la madre, Italina González; al padre, Camilo Hernández; hijos y algunos otros familiares de Roberto.

Una calle de honor a lo largo de la nave central de la iglesia fue hecha por los peloteros de la Selección de Béisbol de Los Santos.

Le tocó al obispo Fernando Torres Durán oficiar la misa. También estuvo el arzobispo emérito José Dimas Cedeño. Torres Durán destacó en "Flaco Bala" al atleta -del que habla el apóstol San Pablo- que se prepara para llegar en la competencia hasta la meta. El pastor de la grey del lugar exhortó al gobierno a invertir en el deporte para que la juventud no busque malos caminos.

CARAVANA FUNEBRE
Terminado el oficio religioso, el féretro fue cargado por los peloteros santeños y por los hijos de "Flaco Bala" y transportados en un carro bomba del Cuerpo de Bomberos. El cortejo fúnebre era encabezado por un carro patrulla policial, seguido de dos motorizados, la carroza, el carro bomba y una marea de gente vestida de naranja y negro, color de la bandera santeña, misma que también cubría el ataúd.

A lo largo del recorrido, las personas se asomaban a los portales de sus casas, desde los balcones y en las calles aplaudían, hasta llegar al cementerio. Allá, un fanático alzó su brazo y con el dedo índice, señalando al cajón mortuorio, gritaba: "�Ahí, ahí, ahí está el campeón!", y de inmediato la multitud gritó con él.

Cuando el féretro ya lo tenían listo para introducirlo en la bóveda, la viuda, la madre y los hijos del "Flaco Bala" lloraban sobre éste. En un momento lo abrieron para verlo por última vez: Lucía el uniforme de la selección santeña, collares, dos cruces sobre su pecho y en el dedo pulgar derecho un anillo que se usa para rezar el rosario.

La tumba donde fue enterrado data de 1920. La fosa había sido ocupada por el pelotero Olmedo Solé, cuyos restos fueron trasladados, hacía tiempo, al estadio que lleva su nombre. Pero la bóveda le quedó pequeña a "Flaco Bala", tan grande en perseverancia, respeto y corazón.

LLORAN
A lo largo del recorrido, las personas se asomaban a los portales de sus casas, desde los balcones y en las calles aplaudían, hasta llegar al cementerio. Allá, un fanático alzó su brazo y con el dedo índice, señalando al cajón mortuorio, gritaba: "�Ahí, ahí, ahí está el campeón!", y de inmediato la multitud gritó con él.

 


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