"�Policías corruptos! Ellos introducen las armas de fuego a los centros penitenciarios y no los familiares de los detenidos", aseguró Emilia de Díaz, madre del reo Michael Armando Escobar González, de 28 años, quien falleció el viernes en una reyerta en la cárcel La Joyita.
Escobar era un pastor evangélico. Se convirtió en el penal. Estaba asignado al pabellón N� 4 de La Joyita y el día del motín se encontraba predicando en el Pabellón N� 3.
Según Emilia, su hijo intentó mediar entre las pandillas de Bagdad, El Pentágono, MOM y las de San Miguelito, las que se enfrentaron en las escalinatas del pabellón N� 3. El hecho le costó la vida. �l recibió seis heridas punzo-cortantes en la espalda. La autopsia reveló que un shock hemorrágico le causó la muerte. No hubo herida de arma de fuego y falleció con la Biblia sobre el tórax.
Las pandillas se disputaban el control territorial de las distintas celdas tras darse un aumento de la población penal de más de 400 pandilleros, según cifras recientes del Ministerio de Gobierno y Justicia.
"Era como una estampida". De esa forma Emilia calificó el movimiento de los reclusos durante el conflicto.
Los familiares de los reos que tenían visita ese día, explicaron que solo había tres policías y que "se sentía en el ambiente que algo iba a pasar". Ellos acusan a los policías de abrir los candados de los pabellones para que se diera el motín.
Una fuente oficial del Ministerio de Gobierno y Justicia confirmó que custodios y policías recibieron dinero para permitir el ingreso de las armas de fuego.
Michael ingresó al penal en junio del 2005 por un homicidio en defensa personal. Dejó en orfandad una niña de nueve años.
Emilia pide justicia por la muerte de su hijo y que el Gobierno haga un saneamiento de raíz de la corrupción en los penales, y que la ayude con su nieta, quien necesita de su padre.