"Si viene el tsunami, yo saltó como salté en Las Tablas", decía Karla, tras una ventanilla de atención en el Hospital Santo Tomás.
Una paciente reprochó la opinión de la funcionaria: "No sé qué le pasa a los panameños. Toman las cosas como si nada".
Algunas autoridades pidieron a los que vivían en la Avenida Balboa que evacuaran sus hogares. Sin embargo, exhortaban a la población a no alarmarse.
"�Cómo quieren que evacuemos y que no nos alarmemos?", se preguntaba Rania. Ella vive en una torre, en la Avenida Balboa, de allá salió nerviosa y se trasladó a un supermercado. "Estoy comprando agua, porque si con el Bayano nos quedamos sin agua, ahora imagínate con un tsunami", dijo al tiempo que pedía una caja de cigarros a la cajera: "no niño, son para calmarme los nervios", así excusó el vicio.
Al paso de las horas, las amenazas se desvanecían, pero, en los celulares y en los BlackBerry el alarmismo estaba en su apogeo.
"�Bochinche!", así lo calificó el presidente Ricardo Martinelli, mientras asentía y pestañaba, reflejando enojo. Por su parte, el director del Sinaproc, Arturo Alvarado sentenció: "solo es una alarma verde".
Al poco tiempo se levantó la alarma verde, con todo eso, un hombre que viajaba en un autobús le decía a otro: "tu decides entre muerte o buscarte tu peor es nada y darle bororongo.. Tienes hasta las 9:00 de la noche para dar bororongo y morir con gusto".