Es frecuente que personalidades del mundo ejecutivo, periodístico y profesional, con la sana intención de llegar al público con claridad de pensamiento, se expresen de manera inadecuada, en perjuicio de nuestra educación y cultura.
Esta afirmación obedece a los constantes vocablos malsonantes que, por encontrarse dentro del diccionario de la lengua española, los repiten a diestra y siniestra en los medios de comunicación social, sin analizar el gran daño que causan a los oyentes, sean niños, adolescentes o estudiantes universitarios.
En estos momentos en que se inicia un nuevo año escolar, hacemos un llamado a las personas que acostumbran hacer uso de palabras como ahuevado
da, ahuevazón, cuyo significado: aburrido, fastidiado, aburrimiento, embobamiento, empleada por nicarag�enses, costarricenses, panameños/as y corresponde a un panameñismo, sin embargo, no significa que sea una palabra culta.
Recordemos que el diccionario agrupa las palabras de un idioma con su significado, y por tanto, recoge palabras malsonantes, que son vulgarismos, no obstante para llevar un mensaje al país, hacer comentarios, y llevar programas en radio y televisión, como informaciones en la prensa escrita, es necesario usar palabras que ofrezcan la claridad, exactitud que se requiere y transmita a la audiencia un lenguaje coherente y respetuoso, que contribuya a mejorar el lenguaje cotidiano a la vez que se reciba el mensaje deseado.
Seamos pues, facilitadores del mejoramiento de nuestro lenguaje, porque el idioma español es elemento valioso para preservar nuestra nacionalidad. Unamos esfuerzos tanto las autoridades del gobierno central, regional, municipal, local, y la población en general, para que Panamá sea centro de la cultura y se distinga por la educación de su gente.