FAMILIA
Drogadicción: Una enfermedad
progresiva, incurable y fatal
Joaquín A. Arias E.
Presidente Pro Vida
Muchas personas alimentan
la peregrina idea de que solamente toca fondo aquel pobre enfermo adicto
que por las calles exhibe la miseria de su enfermedad; y con este concepto,
a todas luces equivocado, las personas caminan por la vida tratando de engañarse
y ocultando su propia adicción, que no puede o no quieren verse tras
la imagen de ese otro pobre adicto, que simplemente llegó más
lejos más pronto. Por mucho tiempo se pensó que lo último,
o el fondo a donde llega un drogadicto tiene que ser el de deambular por
las calles vagabundo y perdido, o, volverse loco y acabar en una celda en
la cárcel, pero hemos cambiado de opinión al ver que ciertamente
sólo una pequeña porción de los adictos y alcohólicos
posiblemente no más del 5 por ciento llega a tan lemantable final.
¡ATENCION FAMILIARES!
El adicto que es protegido de la realidad de su conducta, no tiene ningún
motivo por el cual dejar de consumir. Las drogas que alteran las emociones,
son sustancias químicas que producen placer, que se toman con el
deseo de cambiar los sentimientos, la conciencia de los problemas y las
tensiones; el consumidor desea achisparse, sentirse feliz, tener mucha energía,
aumentar la confianza en sí mismo, o, por el contrario puede desear
las drogas para relajarse, para dormir, para hablar con seguridad o simplemente
para sentirse diferente. Estas drogas por lo general crean un fuerte hábito
de consumo en la persona; muy raras veces las prsonas se proponen hacerse
adictos. Simplemente desean sentir los efectos de la droga a corto plazo.
Casi invariablemente los consumidores comparten la actitud de, "si
alguna vez llega a ser un problema la dejaré". Lo que la persona
no logra darse cuenta es que cuando progresa la enfermedad de la dependencia
química en el consumidor, se manifiesta un sistema de negación
haciendo de la persona en el consumo, la última en darse cuenta que
tiene un grave problema de drogadicción.
El adicto es un individuo que ha perdido la capacidad para controlar
los químicos, es simplemente un ser humano cuya vida es controlada
por las drogas, su vida entera y sus pensamientos están centrados
en las drogas de una u otra forma; sólo piensa en obtenerla, usarlas
y cómo conseguir más.
Estamos convencidos que el adicto es un ser que se encuentra a merced
de una enfermedad progresiva, incurable y fatal; y que de no contener esta
al correr del tiempo se irá poniendo cada vez peor, nunca mejor.
Siendo conducido por las tres realidades del adicto: la cárcel, los
hospitales o la muerte. El adicto a las drogas es víctima de una
obsesión mental tan sutilmente poderosa que ninguna, pero ninguna
fuerza de voluntad humana puede abatir; no se puede pensar en una victoria
personal sobre esta compulsión, sin ayuda ajena. El adicto ha perdido
la fuerza de voluntad una vez empieza, no puede detener el consumo; la creciente
sensibilidad hcia las drogas es como una alergia: tiránicamente la
droga blandía sobre sus cabezas una espada de doble filo, primero:
golpea al individuo con un frenético deseo que lo condena a drogarse
y luego con una alergia del organismo que despidadamente lo hace destruirse
a sí mismo durante el proceso. ¡Así funciona esto!
La obsesión más grande del adicto es que algún día
el controlará y lo pasará bien con la droga; la persistencia
de esta ilusión es totalmente asombrosa, muchos la siguen a las puertas
de la locura o la muerte. Hemos confirmado que la drogadicción es
una enfermedad emocional, mental y física, con síntomas de
alienación, negación, dependencia física y sentimientos
inadecuados; para dar una descripción más clara y profunda
sobre este flagelo, decimos: que la adicción es una enfermedad progrsiva
e incurable que noss afecta física, mental, emocional y espiritualmente.
El aspecto físico de la enfermedad, es el consumo tan compulsivo
de drogas, la inhabilidad de frenar una vez se ha empezado el consumo. El
aspecto mental, es enl a obsesión, ese poderoso deseo que lleva al
enfermo al consmo mientras la droga destruye su vida. Y el aspecto espiritual
de la enfermedad, esta es la protección al consumo, ese total egocentrismo
en el que vive dicho individuo. "Esta enfermedad sólo la suele
vencer un despertar espiritual".
|
|
Sociedad Nicaragüense advierte a su comunidad |