El portugués Cristiano Ronaldo cumple seis meses en el Real Madrid entre la brillantez de los goles y el liderazgo en el campo del equipo blanco, pero con las sombras que provocan su comportamiento, con dos expulsiones similares, respondiendo con una agresión los estrechos marcajes de sus rivales.
A Cristiano le gusta ser el centro de atención y no lo disimula. Prefiere serlo por méritos deportivos, pero el portugués está sacando en España su cara más provocadora con declaraciones que levantan animadversión en estadios que no son el Santiago Bernabéu y con acciones de indisciplina sobre el campo.
El madridismo disfruta de su verticalidad, la calidad técnica, sus disparos con las dos piernas, sus testarazos, los lanzamientos de faltas.
Pero entre las luces se han colado un buen número de sombras. "�ngel y demonio" en unos segundos, se ha convertido en el futbolista del Real Madrid más odiado, insultado en todos los estadios que visita, donde no ayudan sus gestos.
En San Mamés, hace poco más de una semana, amagó con lanzar un balón con las manos a un aficionado y, en otras ocasiones, realiza malabares con el balón cuando va a sacar de banda. En el Bernabéu se quitó la camiseta tras un gol intrascendente. Es su personalidad y no piensa cambiarla.
El club protege de nuevo a su estrella, que se perderá otro encuentro clave en la lucha por el título. La maldición de Riazor, donde no gana el Real Madrid los últimos 18 años