CUARTILLAS
Fin
Entonces
el Cholito Mesero dijo que esa noche quemaría un muñeco
con la cara de Noriega, para despedir el siglo con el peor panameño
que había tenido el país.
Milciades A. Ortiz Jr.
Colaborador
Este pueblo
panameño es "alegre y confiado" y ni el fin
de siglo lo cambia. En la mesa bochinchosa del viejo café
de Santana, lo único distinto a todos los días
era que había más alegría.
Nadie tenía miedo a que se pararan las computadoras
y acabaran con las comodidades modernas, como pronosticaron algunos
negativos en Estados Unidos.
"A mí qué me importa el virus del milenio,
si yo de a suerte vivo como un pobre más de este país",
había dicho el cholito mesero, cuando alguien le quiso
meter miedo con el llamado "mal del milenio".
"Aquí en Panamá no existen tantas máquinas
que funcionen con computdoras como para que se enreden las cosas",
aseguró muy serio el Desempleado.
Así que el último día del año
noventa y nueve, la gente estaba generosa en el viejo café
de Santana. Las rondas de café, té, tostadas y
emparedados volaban de un lado para otro. Los comensales querían
ser generosos, y el bellaco mesero se estaba llenando de plata
con las grandes propinas.
"Espero que en el próximo siglo este gobierno
se ponga las pilas y comience a solucionar los problemas de los
pobres", dijo el Asimilado.
"Que dejen a un lado la politiquería y las excusas,
y busquen soluciones adecuadas al desempleo, pobreza y alto costo
de la vida", solicitó el Político.
Para el Comerciante lo que hay que hacer es hablar menos y
actuar más. "Yo le prohibiría a los ministros
aparecer en TV, para que se dediquen a trabajar de verdad",
afirmó en tono burlón el Político.
El Comunistoide, Ñángara, estaba con la cara
amarrada. Era el único molesto ese día de alegría
en la mesa bochinchosa. "Lo que pasa es que temo que los
gringos vuelvan a molestar a Panamá", dijo con disgusto
el representante del proletariado.
El Cholito Mesero "metió su cuchara" en la
conversación y dijo: "Yo prefiero que sigan los gringos,
a que vengan los chinos comunistas o los cubanos fidelistas.
Después de todo, más vale "malo conocido que
bueno por conocer".
Algunos se rieron, pero el Ñángara dijo que
el Cholito Mesero era un ejemplo del "esclavo que tiene
miedo de quitarse las cadenas y ser su propio amo". Lo miró
burlonamente el Cholito y le replicó: "¡Qué
cadenas, ni qué esclavo! Lo que se trata es de vivir bien
con bastantes dólares, y tener el Canal seguro de que
los colombianos no se lo robarán".
El patrón del viejo café de Santana hizo señas
al Cholito para que atendiera otras mesas y se fue por un momento.
Entonces el Universitario indicó que "no hay que
ser ciego y saber que muchos panameños quieren que continúen
los E.U., protegiendo el Canal".
Intervino el Arnulfista para decir que no se preocuparan,
que doña Mireya tenía todo bajo control y sus asesores
le darían las ideas suficientes para mantener funcionando
el Canal, libre y soberano.
Se echó para atrás en su silla el PRD y sentenció:
"Ya el pueblo panameño está perdiendo la fe
en el gobierno de doña Mireya, y pronto va a extrañar
hasta al mismo Toro".
Varios se rieron pensando que era un chiste de fin de año.
Entonces el Cholito Mesero volvió y dijo que eso era el
mejor "inocente mariposa" que había escuchado
desde el veinticino de diciembre...
Volvió a hablar el Político para levantar su
taza de café y hacer un brindis: "Brindo porque el
nuevo siglo encuentre a todos los panameños con salud,
dinero y amor, como dice la vieja canción".
Algunos de los comensales se abrazaron deseándose Feliz
Año, y reinó la paz en la mesa bochinchosa.
Entonces el Cholito Mesero dijo que esa noche quemaría
un muñeco con la cara de Noriega, para despedir el siglo
con el peor panameño que había tenido el país.
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