Los técnicos del gobierno y los empresarios destacan que Panamá tendrá este año un crecimiento del 8 por ciento. Sin duda que es una noticia halagadora para el país, pero el detalle está en que los niveles de pobreza persisten al igual que el endeudamiento que ya alcanza los 11 mil millones de balboas.
El año pasado el crecimiento fue de 6.1 por ciento y para el 2007, con el inicio de algunas de las obras relativas a la expansión del Canal y los grandes rascacielos proyectados, quizás el crecimiento será superior a lo de este año,
Sin duda que estamos frente a un crecimiento sostenido, pero ese auge se estrella con el pobre aumento en la infraestructura. No hay nuevas carreteras. El tráfico se hace insoportable. Hacen falta áreas de estacionamientos y la generación de electricidad se proyecta insuficiente.
Pero aparte del crecimiento, lo responsable es aprovechar ese "boom" para adoptar medidas tendientes a reducir la deuda pública y a mejorar la distribución de la riqueza.
De qué nos vale tener un gran crecimiento económico si en gran parte del país hay bolsones de pobreza y de esa gran ganancia que registran las diversas actividades productivas, a esa gran masa no les toca nada.
En esa línea se requiere de una mejor visión de los empresarios que vaya más allá de la simple caja registradora y entiendan que quizás el mejor activo que tiene Panamá, es que es una nación donde hay paz social y en el que todavía se puede andar con tranquilidad en las calles. Repartir algo de ese crecimiento entre los pobres, es la mejor vacuna para evitar las convulsiones que azotan a otras naciones