Sentía que esa mañana había algo distinto en Panamá.No lo podía explicar, pero mi "olfato periodístico" lo indicaba.Tal vez todo comenzó cuando revisé varios periódicos y me di cuenta que los crímenes habían disminuido.
Pensé que la Policía estaba haciendo bien su labor. Ya no se trataba de mano dura o suave, sino de eficiencia. Realmente me sentí contento con este cambio...
Al seguir las horas me enteré que la Asamblea había pasado al fin la ley que disminuía los privilegios de los "honorables".
Bueno, creí que tanta presión que hubo de parte del pueblo, logró que los diputados siguieran aquella frase que la "voz del pueblo es la voz de Dios", y se quitaron los odiosos privilegios.
Eso me hizo sentir mejor en ese momento.
Entonces la radio difundió informes sobre actividades de los partidos políticos, que eran fuera de lo común.
Los partidos difundían actividades que hacían en comunidades pobres, para mejorar el nivel de vida de las personas.
La oposición señalaba al gobierno sus fallas. Ya habían logrado hacer un frente sólido contra la "Patria Nueva".
Me alegró mucho saber que se había decidido por la construcción de un tren elevado para mejorar el transporte público.
Se iba a trabajar veinticuatro horas para hacerlo pronto. Los transportistas seguirían en las rutas internas, con buses adecuados, donde los choferes serían empleados con todos sus beneficios.
Respecto a la Universidad se había informado el aumento notable de estudiantes con altos índices para puestos de honor.
Era evidente que muchos universitarios habían decidido "meterle el hombro" al estudio para obtener mejores notas.
El Presidente había dejado de viajar tanto. Entonces algunos jubilados dejaron de llamarlo "el muñeco que pasea", lo que mejoró la imagen del Jefe del Ejecutivo.
Parece que esto influyó en sus ministros, quienes trabajaban con entusiasmo, más de las ocho horas reglamentarias.
Los periodistas habíamos decidido formar una sola agrupación para luchar por mejorar nuestro trabajo.
Lo que más me sorprendió es poder manejar sin tranques. En las esquinas estaban policías del tránsito que evitan que se aglomeraran los vehículos.
Habían traído asesores de Estados Unidos para solucionar los tranques y el pueblo aplaudió la medida.
Realmente era otro Panamá. El país de los sueños... el país del Inocente Mariposa (¡por desgracia!)
