Los panameños pasaremos unas fiestas de fin de año con las calles repletas de basura. La crisis en su recolección parece no tener fin. El Municipio de Panamá y el Gobierno Central han manejado el tema de una forma que compromete la salud de los que habitamos en la ciudad capital.
El alcalde Bosco Vallarino se rindió en su lucha contra la basura, por lo oneroso que esto representa para las arcas municipales, mientras que el Gobierno, de un tiempo para acá, prácticamente se ha desentendido del asunto y no da visos de que la recién creada Autoridad Nacional del Ambiente (ANA), vaya a arrancar con buen paso desde el primer día.
Esta situación coincide con la alerta sanitaria lanzada por el Ministerio de Salud a nivel nacional por la posible llegada y propagación del virus del cólera. Juntas las dos crean una especie de bomba que podría estallarnos en cualquier momento con consecuencias funestas.
Está de más recordarle al Gobierno Nacional en términos generales y al Ministerio de Salud, de manera más precisa, que tienen la responsabilidad, dictada por ley, de mantener un ambiente sanitario seguro y limpio para los panameños y extranjeros que habitan en este país.
La salud no es un tema que deba manejarse de forma política. Es un compromiso que tienen las autoridades con la comunidad. Los panameños no nos merecemos pasar unas fiestas de fin de año con las calles copadas de basura, por la falta de entendimiento de nuestras autoridades.