La Navidad supone una íntima unión con la comida, y para todos aquellos que están intentando perder peso, representa miedo a perder el control.
Ahora bien, si aún aceptando ciertos 'excesos' inevitables, ya se ha tomado conciencia del problema con el peso, y se ha comenzado a hacer un régimen, las cosas varían sustancialmente. Hemos adquirido un compromiso y hemos empezado a ver resultados positivos, lo cual ayuda a mantener un cierto control.
PREPARANDO EL CUERPO
A menos de diez días, una buena idea sería comenzar a realizar una dieta de control, que permita preparar a nuestro cuerpo de cara a las comidas navideñas. En estos días previos no se debería tomar grandes cantidades de alimentos ricos en grasas, alcohol o féculas. Este tipo de restricción, que tampoco debiera ser severa, también debería realizarse en los días posteriores a las fiestas.
La Navidad es una buena ocasión de emplear más tiempo para hacer preparaciones caseras pero sin excesos y sin derroches. El cariño puesto cuando se cocina está presente en la comida. Es importante saborear lo que comamos, para que la comida nos siente mejor.
¡CUIDADO EN LA SOBREMESA!
Además de los platos principales, los postres y los dulces son otro de los puntos en los cuales generalmente se hace más hincapié. Es común tenerlos a lo largo de la noche sobre la mesa y comer hasta el hartazgo. Lo ideal es controlar la compra de estos productos y tener en la mesa más postres a base de frutas como manzanas asadas o peras al vino.